
En geopolítica existe una ley no escrita por la cual quien hoy es enemigo mañana puede ser amigo y viceversa. Esquema que se repite en el mundo de las energías gracias al desarrollo de las nuevas tecnologías. El carbón, considerado principal enemigo del medio ambiente por la gran cantidad de CO2 que vierte al entorno, está en vías de hacer las paces con la atmósfera, debido al desarrollo y aplicación de tecnologías de captura y enterramiento geológico del CO2.
Varias compañías están investigando o poniendo en marcha en centrales térmicas este tipo de tecnologías que permiten reducir considerablemente las emisiones de dióxido de carbono puesto que no llega a emitirse. Según un estudio realizado por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC en sus siglas en inglés) se podría llegar a reducir hasta el 90 por ciento de las emisiones. Pero no todo son ventajas, ya que para poder conseguir producir la misma cantidad de energía sería ne- cesario quemar entre un 11 y un 40 por ciento más de carbón.
Almacenar y capturar CO2
Iberdrola, a través de su filial ScottishPower, inauguró en Escocia el primer sistema de captura y almacenaje de CO2 (CCS en sus siglas en inglés). La unidad de prueba es la primera de estas características ubicada en Reino Unido y será capaz de procesar 1.000 metros cúbicos de gas emitido por hora en la planta de Longannet.
Las investigaciones continúan y la planta de Iberdrola no será la única que se instale.
Multinacionales como Endesa y Unión Fenosa participan en un proyecto de investigación, Cenit C02, en el que se han invertido 20 millones de euros con el objetivo de desarrollar e incorporar esta tecnología en España, además de la elaboración de una serie de procesos para conversión de dichas emisiones en otros productos de valor industrial y comercial.
El sistema es aparentemente sencillo. En vez de emitirse a la atmósfera, el gas contaminante es capturado y comprimido en la central. Después se traslada por unos gasoductos hasta ser enterrado geológicamente. En el caso de la central de Escocia, el gas se bombea hasta situarse por debajo del nivel del mar donde queda atrapado en una zona de piedra arenisca donde se almacenaba el gas natural.
No faltan detractores del carbón limpio. Asociaciones como Greenpeace se muestran totalmente en contra de estos sistemas, ya que consideran que no serán efectivos y lo que proponen es acabar radicalmente con este tipo de energía. Por su parte, los diferentes estudios están dando resultados y si los datos se repiten en la centrales el rey de la revolución industrial podría recuperar su trono. El carbón es un combustible barato, bien repartido y cuyas existencias conocidas dan aún para varios siglos. Además, en España existen 22 centrales térmicas de carbón que generan el 11 por ciento de la energía consumida.