La selección francesa, con un pie y medio fuera del Mundial de Sudáfrica, vivió este fin de semana un terremoto que amenaza sus cimientos, después de que los jugadores se negaran a entrenar el domingo como protesta por la expulsión del grupo de Nicolas Anelka.
El atacante del Chelsea había sido desafectado el sábado después de que el diario L'Equipe publicara en su tapa que había insultado gravemente ("Que te den por el culo, sucio hijo de puta") al seleccionador Raymond Domenech, en el descanso del partido que los 'Bleus' perdieron el jueves ante México (2-0).
El escándalo disciplinario se sumó a la catastrófica andadura sobre el césped, donde el equipo sólo ha sumado un empate (Uruguay, 0-0) en dos partidos, lo que pone muy difícil su clasificación a octavos, para la que tiene que ganar a Sudáfrica el martes y esperar al choque de 'charrúas' y aztecas.
Pero pocos parecían pensar en ese trascendental duelo ante los 'Bafana Bafana' este domingo, en el que el equipo no se entrenó como protesta por perder a Anelka.
"Todos los jugadores del equipo de Francia, sin excepción, desean afirmar su oposición a la decisión tomada por la Federación Francesa de Fútbol de excluir a Nicolas Anelka", indicaron los jugadores en una carta-comunicado leído por el propio Domenech a la prensa.
"Lamentamos el incidente que tuvo lugar en el descanso del partido Francia-México, pero lamentamos aún más la divulgación de algo que sólo pertenece al grupo y que es inherente a la vida de un equipo de alto nivel", indicaron los jugadores en su carta-comunicado.
Los jugadores se refirieron también a la actitud de la Federación Francesa (FFF) en este asunto.
"La FFF no ha intentado en ningún momento proteger al grupo. Ha tomado una decisión sin consultar al conjunto de los jugadores, únicamente basándose en hechos publicados en la prensa. Como consecuencia, y para mostrar su oposición a la actitud de las más altas instancias, el conjunto de los jugadores decidió no participar en la sesión programada para hoy (domingo)", añadieron.
La respuesta de la FFF no se hizo esperar: el organismo se mostró "consternado" y tildó la actitud de los jugadores de "inaceptable" e "inadmisible", asegurando que tras el Mundial se espera una investigación para analizar la crisis vivida en Sudáfrica.
En esa etapa post-Mundial no estará por lo menos uno de los protagonistas, Domenech, cuya marcha tras el torneo se conoce desde hace meses, y será Laurent Blanc, hasta ahora en el Burdeos, el encargado de dirigir el convulso vestuario francés.
Una de los interrogantes del enredo es saber quién es el "traidor", como el capitán Patrice Evra y la estrella Franck Ribery han calificado a la persona que está filtrando información a la prensa y revelando intimidades del equipo.
Antes de la anulación del entrenamiento del domingo se pensó en el preparador físico, Robert Duverne, con el que Evra mantuvo un enfrentamiento verbal el domingo que obligó a Domenech a interponerse para evitar pasar a mayores, pero ambos desmintieron categóricamente el rumor.
Por la mañana, Domenech y Ribery habían sido entrevistados en un popular programa de la televisión de su país, en el que parecían decididos a centrarse en el objetivo deportivo del martes, aunque el jugador del Bayern de Múnich habló largo y tendido de la polémica del día anterior.
"Desde hace dos o tres días, estamos pasando por un momento muy difícil, para los jugadores, para el país y para todo el mundo. Estamos sufriendo por lo que está pasando", dijo, admitiendo que el grupo había "explotado" desde la marcha el sábado por la noche de Anelka.
Los responsables políticos del país también han valorado el escándalo. El presidente Nicolas Sarkozy dijo el sábado que los insultos eran "inaceptables" si se confirmaba su veracidad y el domingo el canciller Bernard Kouchner calificó el tema de "culebrón espantoso", mientras que la ministra de Deportes, Roselyne Bachelot, admitió que "la indignación de los franceses es grande".
Antes, la concentración del equipo en Knysna se había visto convulsionada por enfrentamientos con los periodistas, las especulaciones sobre malas relaciones entre jugadores y la acusación de la secretaria de Estado, Rama Yade, de un exceso de lujo en el hotel del equipo en Sudáfrica.
El martes, Francia se verá con los anfitriones del Mundial con la misión de ganar y esperar que México y Uruguay, que cuentan con tres puntos más, no ganen y la combinación de resultados le permita clasificarse por una mejor diferencia de goles.
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