
Galerista, gestora cultural, empresaria... esta búlgara afincada en Barcelona lleva años recorriendo Europa buscando grandes talentos desconocidos del arte urbano. Tras haber dejado huella en Barcelona y París, Anna Dimitrova se consolida en el sector con un tercer espacio, esta vez en Ibiza. Y ya van dos de tres galerías en España, país con una de las escenas más prolíficas y creativas del mundo donde se empieza a ver "el arte urbano sobre todo como valor de inversión".
Primero fue en Barcelona, como directora de Montana Gallery, la primera galería española especializada en grafiti y street art; el año pasado abrió sus puertas Adda Gallery en París; y este verano ha llegado a Ibiza. "ADDA Gallery Ibiza es la primera galería con espacio fijo especializada en street art que se establece en la isla. Es el lugar perfecto para empezar una colección o encontrar piezas de los grandes nombres del arte urbano", cuenta Dimitrova sobre su nuevo espacio.
Artistas como Enric Sant, PRO176, Spok, Smithe, Nuria Mora, Mark Bodé o Uriginal son algunos de los atractivos de la galería en la isla. "Estamos trabajando también con algunos ilustradores como Jorge Arévalo o Yoko Honda y fotógrafos como Diana Kunst o Ryan Struck", añade Dimitrova.
Y si entre los artistas, pocos son los nombres femeninos, en las altas esferas es aún más evidente que el del arte urbano es un mundo de hombres: "No es algo en lo que piense muy a menudo, pero es cierto que a veces miro fotos de encuentros del sector y me doy cuenta de que soy la única mujer", explica la galerista. "El arte urbano siempre ha sido muy masculino por sus raíces de calle e ilegalidad. Pero justamente por eso una visión femenina equilibra y aporta mucho. Siempre me he sentido muy bien en este sector", añade.
¿Existe un arte callejero real y otro impostado?
Una de las críticas más comunes que se hace sobre el arte urbano o callejero es la posibilidad de que exista uno real, es decir el que se hace en la calle y tiene un sentido reivindicativo, y otro impostado, el que se vende en las galerías de arte.
Según Dimitrova, "todo lo que hay en la calle es real, tanto el grafiti como el arte urbano. Lo impostado viene cuando se entra en el mercado del arte y se busca únicamente un reconocimiento y beneficio económico subiéndose al carro del arte urbano. Ahí se desvirtúa la esencia".
Aunque hay que distinguir entre lo que es grafiti y lo que es arte urbano: "Para mí el grafiti ha de quedarse en la calle y poco sentido tiene verlo en galería. Excepto si son piezas históricas que tienen su valor por el paso del tiempo", explica.
"Con el arte urbano es diferente, los artistas crean simplemente en un soporte distinto, el muro, en la ciudad, pero pueden perfectamente adaptarse a tela o papel", insiste. "Empiezan a pintar en la calle pero entrar en galerías y en museos es fundamental para su reconocimiento, evolución y para que puedan vivir de su trabajo. Lo importante es que este trabajo sea coherente entre exterior e interior, que el artista sepa plasmar la libertad infinita que tiene en la calle sobre un formato finito en un espacio cerrado. Y que siga emocionando de igual manera", puntualiza Dimitrova.
Pasión e inversión, señas de identidad
Una de las principales dudas que surgen en torno al arte urbano es la de saber diferenciar una buena obra. Dimitrova señala dos puntos clave: los sentimientos que provoca y la inversión.
"Una buena obra es la que te hace estremecer, sentir y tener ganas de llevártela a casa. Esto es el verdadero arte, el que te atrapa y toca tus emociones y sentimientos, ya sea estética o intelectualmente", explica la empresaria.
"Pero una buena obra de arte también puede ser la que gana valor con el tiempo y que multiplica por 10, 100 o 1.000 su precio inicial. Todo es cuestión de perspectiva y muchas veces las dos cosas a la vez", añade Dimitrova.
Cada vez más inversión en España
España tiene una de las escenas más prolíficas y creativas del mundo teniendo en cuenta la creatividad. Sin embargo, en cuanto al mercado, se queda aún por detrás de otros países como EEUU, Inglaterra o Francia. "El mercado en España está en pleno crecimiento pero aún nos falta por hacer subastas que muevan en una sola noche millón y medio en ventas", dice la galerista.
"El coleccionismo es menor en España pero se está viendo el potencial del arte urbano sobre todo como valor de inversión. Me acuerdo de obras que teníamos en la Montana de Barcelona hace 4 ó 5 años que se vendían por 1.000 euros y ahora valen 10.000", recuerda Dimitrova.
"Por decir algunos nombres: Dran, Aryz, Ecif, Etam Cru... Hace 10 años teníamos prints de Banksy por 200 euros, ahora no bajan de 20.000. Mucha gente me dice: '¿Por qué no compré entonces?' y yo les respondo: '¡Compra ahora! Los artistas de hoy serán los grandes nombres del arte de mañana", insiste.
Gracias a este crecimiento, es cada vez más fácil que los artistas puedan vivir del arte urbano: "Hace años era más complejo pero con el boom del street art cada vez hay más galerías que presentan el trabajo de artistas urbanos (porque hay demanda), cada vez se organizan más festivales, los ayuntamientos crean campañas de pintar murales y las marcas hacen campañas con artistas del street art". "Y no solo las marcas cool de street wear sino las grandes empresas de lujo como Hermès, Vuitton o Bulgari. Estamos en la era dorada del street art", sentencia.