Cultura

Yan Pei-Ming golpea con su obra para recordar que la vida "no es una caricia"

Málaga, 20 mar (EFE).- Dotado de una técnica prodigiosa, Yan Pei-Ming -el primer artista de origen chino que expuso en el Louvre-, golpea al espectador con sus pinturas, casi siempre de gran formato y con predominio de las escalas de grises sobre el color, para recordarle, según sus palabras, que "la vida y el mundo no son una caricia".

"La felicidad y la belleza son momentos muy efímeros, y es necesario expresar y reflejar el dolor del hombre, porque el mundo no es una caricia. Las obras de Picasso, Goya o Velázquez tampoco eran azucaradas", ha señalado el artista en la presentación de su primera exposición en un museo español, que se inaugura hoy en el Centro de Arte Contemporáneo (CAC) de Málaga.

Nacido en Shangai en 1960, aunque con nacionalidad francesa y residente en Dijon, Yan Pei-Ming asegura que en su obra "no se puede ver la marca 'Made in China'", porque sólo se plantea ser artista y no sus orígenes, y añade en tono jocoso que "en todo caso, si hay una marca de producción de origen es la 'CE' de la Comunidad Europea".

Sus pinturas otorgan un especial protagonismo a la mirada, que representa "al hombre que se levanta por la mañana, se mira al espejo y se ve".

"Esa mirada es la mirada que refleja el dolor y la angustia por todo lo que vivimos, y a través de esa mirada se puede saber todo lo que vive un hombre", ha explicado.

Cuando empezó a preparar la exposición, una de las primeras obras que eligió fue la que recibe al visitante cuando entra en la sala, inspirada en los fusilamientos del 3 de mayo de Goya, "por reflejar la resistencia de los españoles en un momento de su historia".

Pero no sólo se limita a reflejar los desastres de la guerra, como otros artistas sino que hace además un retrato de Bernard Madoff para "recordar los desastres de las finanzas y de la corrupción".

También hay en la exposición sendos retratos de Picasso, en su infancia y en su senectud, o el tríptico de gran formato "Inocencia", en el que aparecen "unos jóvenes Ratzinger y Putin y la esposa de un asesino, con la ambigüedad de no saber si suben al paraíso o descienden al infierno".

Yan Pei-Ming ha revelado que siempre había soñado "con una gran exposición en España", desde que uno de sus profesores en la Escuela de Bellas Artes de Dijon, un pintor catalán, le introdujo al arte español durante un viaje a los grandes museos de Madrid y Barcelona.

Por su parte, el director del CAC Málaga, Fernando Francés, ha resaltado el contraste entre la "dulzura y simpatía" personal del artista y el "dramatismo y la dureza" del mensaje de su obra.

"Hay un compromiso sobre los problemas, las heridas y las enfermedades del mundo que él no deja escapar, cosas que tendemos a obviar en las sociedades contemporáneas, como las guerras o el peso de la historia y la cultura", ha agregado Francés.

Ha apuntado asimismo que en las pinturas de Yan Pei-Ming están "tanto las personas clave en el ámbito político, social, cultural y económico que dominan el mundo como los desconocidos y anónimos que sufren las consecuencias de sus decisiones".

La muestra de este artista se compone de veintisiete obras, todas instaladas en el CAC Málaga a excepción del cuadro "Pape" ("Papa", 2004), que se expone en la Catedral malagueña por expreso deseo de Yan Pei-Ming.

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