Por Paulo Prada
RÍO DE JANEIRO (Reuters) - Los brasileños votaban el domingo en la elección presidencial más impredecibles en décadas y la primera desde el fin de un boom económico que sustentó los 12 años de gobierno del izquierdista Partido de los Trabajadores.
Mientras la presidenta Dilma Rousseff busca un segundo mandato, los electores están evaluando si los beneficios socioeconómicos de la última década son suficientes para rechazar las candidaturas de una popular ecologista y de un socialdemócrata pro-empresarial que prometen impulsar la economía tras cuatro años de mediocre crecimiento.
Las últimas encuestas mostraron a Rousseff como favorita en una carrera que es probable que vaya a una segunda vuelta el 26 de octubre, después de una de las campañas más competitivas desde que Brasil volvió a la democracia en 1985.
La muerte de un candidato, el inesperado surgimiento de otro y los esfuerzos publicitarios de Rousseff para recuperar el liderazgo han contribuido a una elección de infarto y con un resultado tan incierto como el del curso del propio país.
"Realmente es muy reñida", dijo Rafael Cortez, un analista político de Tendencias, una consultora en Sao Paulo.
"La volatilidad y la frustración favorecen a los candidatos de la oposición, pero realmente tampoco hay una crisis como para que el gobierno se venga abajo", agregó.
Los principales rivales de Rousseff son Marina Silva, una héroe del movimiento conservacionista mundial y desertora del partido gobernante que ahora pertenece al Partido Socialista Brasileño, y Aécio Neves, un senador y ex gobernador del estado del partido centrista que sentó las bases para el auge económico de Brasil de la última década.
Los dos candidatos de la oposición, en un "sprint" de última hora por el segundo lugar, prometen volver a las políticas económicas favorables al mercado que los críticos dicen que Rousseff abandonó, especialmente la disciplina presupuestaria y las metas de inflación.
También prometen dejar de meterse con los grandes bancos estatales y empresas que han sido objeto de intervención política y de escándalos de corrupción en los últimos años.
"Es una vergüenza lo que ha sucedido a nuestras empresas públicas", se quejó Neves el jueves por la noche durante el último debate televisado entre los candidatos, citando un escándalo multimillonario que afecta a la petrolera estatal Petroleo Brasileiro SA, o Petrobras.
Después de ir por debajo de Silva durante la mayor parte de la campaña, Neves ganó suficiente impulso y podría avanzar a una segunda vuelta contra Rousseff. Tres sondeos el sábado mostraron a Neves ligeramente por delante de Silva.
Para las votaciones están dispuestas 450.000 mesas electorales en un país de 200 millones de habitantes, desde las áreas metropolitanas densamente pobladas del sureste hasta remotos pueblos amazónicos. Los votantes también elegirán gobernadores, miembros del Congreso y legisladores estatales.
Más de 140 millones de personas están registradas para votar en Brasil, donde están obligados a sufragar los que tengan entre 18 y 70 años. La votación está totalmente informatizada, por lo cual se espera que los resultados se conozcan sólo unas horas después de que cierren las urnas en los estados occidentales.
Debido a la apretada carrera, la campaña ha sido más ruidosa de lo habitual en un país en el que el proceso electoral a veces se vive más como un carnaval que como una competición política.
(Información adicional de Stephen Eisenhammer; Editado en Madrid por Carlos Ruano)