
París, 15 ene (EFE).- Obras del pintor español Eduardo Pisano, antiguo soldado republicano y posteriormente artista exiliado adscrito a la Escuela Española de París, protagonizan una exposición inédita organizada por el Museo parisino de Montparnasse.
Esta institución del barrio de Montparnasse, tradicional lugar de residencia de artistas, ofrece con la colaboración del Instituto Cervantes de París esta muestra sobre Pisano, la primera de una serie titulada "Montparnasse, tierra de asilo, tierra de exilio" en homenaje a artistas desterrados.
La exposición exhibe cerca de sesenta obras del autor, entre pinturas, dibujos y monotipos (grabados), y estará abierta al público a partir del 1 de febrero y hasta el 17 de marzo.
Pisano (Torrelavega, Cantabria, 1912), acogido por Francia desde los años cuarenta, sobresale por ser un pintor en el que "el color", así como la "energía y el drama constituyen los elementos de un estilo profundamente original", aseguraron responsables del Museo.
Las obras se presentan por primera vez en Francia ya que provienen de los fondos privados de la familia Licoys, cuyo patriarca "se dedicó a adquirir sus obras hace treinta años", aseguró a Efe su hijo Eric Licoys.
"Pisano no es muy conocido en Francia, por lo que he emprendido esta operación para un reconocimiento más grande de su pintura" en el país que lo acogió tras su expulsión de España en 1939, agregó.
El artista fue soldado republicano durante la Guerra Civil (1936-39), interno de los campos de internamiento franceses y posteriormente obligado a desempeñar trabajos forzados por las tropas de ocupación nazis, por lo que "su pintura es un poco torturada por momentos", explicó Licoys.
Sin embargo, su mensaje es optimista debido a que su obra se inicia muy próxima al cubismo y al realismo, en tonos oscuros y relativos a sus recuerdos melancólicos de infancia, para terminar cercana a la abstracción, con una "emersión del amarillo, el rojo, de colores primarios muy fuertes y más luminosos", dijo a Efe Caroline Larroumet, responsable de la exposición.
"Trabajó sobre su memoria, plasmando una pintura del color, de la emoción. Pisano sabe verdaderamente pintar y pinta cosas que salen de su corazón y su alma", agregó Licoys, para agregar que no se le sitúa en ninguna escuela, "porque es un artista atípico, original, con un enorme talento".
No obstante, pertenece a la generación de una nueva Escuela Española de París con artistas como Antoni Clavé, Manuel Angel Ortiz o Emilio Grau Sala, "un gran amigo de Pisano", contó Licoys.
"Cuando un artista venía llamaba a su amigo, que llamaba a un segundo y se reunían en cafés famosos como Le Select o La Coupole, hablaban del país, se comprendían, hablaban el mismo idioma, habían atravesado las mismas pruebas, muchas veces relacionadas con esa guerra, intercambiaban recuerdos, se apoyaban y admiraban entre ellos", narró Licoys.
Pisano se instaló en París en 1947 y fue entonces cuando empezó a desarrollar la mayor parte de su obra, hasta su muerte en esta ciudad en 1986, bajo el lema de "crear es recordar".
La época anterior a París va a marcar su obra, "pero contó en sus memorias que tenía intención de olvidar todo ese periodo de guerra violento y consagrarse a la belleza", subrayó Larroumet.
"En su obra, la belleza es sobre todo el recuerdo de la España de su infancia, con sus padres en Torrelavega, siendo su tema favorito la fiesta: el folclore, los saltimbanquis, los gitanos, el espectáculo circense, los payasos, la tauromaquia, la gente que veía en la calle", informó la responsable de la muestra.
Sin embargo, "en sus monotipos (grabados) de los años 70 y 80 es el color blanco el que va a aportar luz y se puede ver un gran paso a la claridad", recordó Larroumet.
Otros recursos habituales de su obra son el mar, los paisajes, los pescadores, los desnudos de mujeres, las naturalezas muertas, así como la religión, ya que Pisano "amaba mucho las mujeres pero era también muy religioso", constató Licoys.
"Era un hombre muy devoto", aunque no lo revelaba, se trataba de una "religión personal que él ha querido ofrecernos en su obra", matizó Larroumet.