VENECIA, Italia (Reuters) - El clásico del espionaje "El topo" de John Le Carré, publicado en 1974, finalmente llegó a la gran pantalla, con Gary Oldman interpretando a George Smiley, que está encargado de encontrar a un infiltrado en la inteligencia británica.
Abordar el papel supone un peso extra para cualquier actor británico, dada la interpretación de Alec Guinness del mismo personaje en una aclamada serie de televisión británica de los 70.
Le Carré, que aparece brevemente en la película, aconsejó a los productores de la cinta que eligieran al director sueco Tomas Alfredson para adaptar la historia, notoriamente complicada, al cine, tras ver su película sobre vampiros "Déjame entrar".
"La serie de televisión necesitó siete capítulos", dijo Le Carré en un comunicado. "Y divídelo como quieras, una serie de televisión sigue siendo radio con imágenes, mientras que en un largometraje en estos días apenas se habla".
Pero añadió que creía que Alfredson había conseguido capturar la esencia de su historia en unas dos horas.
Oldman brilla como el taciturno Smiley, que es despedido de la inteligencia británica después de que su jefe ordenara una operación para reclutar a un general húngaro que sale muy mal.
Pero rápidamente vuelve al mundo de los agentes de capa y espada, dobles agentes, engaños y peligros cuando se conoce que los soviéticos se han infiltrado en las agencias de espionaje británicas.
Alfredson trata de recrear las vistas y sonidos de Londres y Europa del este de los 70, y explora los engaños entre naciones además de traiciones a un nivel personal, más doloroso.
El reparto incluye a John Hurt como su jefe Control, y a Colin Firth, Ciaran Hinds, Toby Jones y David Dencik como los cuatro espías que podrían estar detrás de la traición.
"MANO CARIÑOSA"
Oldman dijo que trató de bloquear la presión que podría ejercer sobre él el papel de Guinness en la adaptación original.
"Traté de no pensar sobre ello", dijo a Reuters en Venecia, donde la película es una de las 22 cintas confirmadas hasta el momento en la competición oficial.
La película número 23, una "sorpresa" será exhibida el martes.
"No acechándome por la espalda, sino como una mano cariñosa sobre mi hombro", añadió.
Oldman dijo que cuando era adolescente, en la época en la que se ambienta la película en los 70, no estaba particularmente interesado en la política de la Guerra Fría.
"No estaba muy interesado en lo que sucedía a nivel político. Estaba más interesado en chicas, fútbol y David Bowie", explicó.
Cuando se le preguntó qué pensaba de una película melancólica y a menudo lenta que demanda mucha atención por parte del público con sus giros, replicó:
"Es una película para adultos verdaderos y tienes que sentarte y escuchar. Y yo voy al cine y veo que el público es muy diferente ahora. Son muy ruidosos. Y siempre están comprobando sus teléfonos".
"Mi hijo pequeño que tiene 12 puede ver una película en un iPhone, pero eso no es raro para él. Estoy aterrado".