
Álex de la Iglesia va a protagonizar el thriller de su vida. El domingo pasado fue proclamado presidente de la Academia de Cine en sustitución de Ángeles González Sinde. Le acompañan en la aventura Icíar Bollaín y Emilio Pina.
Empezó entonces su particular Día de la Bestia dirigiendo La Comunidad del cine, a veces tan mal avenida como la que él llevó a la gran pantalla. Pero dedicarse a esto tampoco es un Crimen Ferpecto, aunque a veces te disparen 800 balas.
Resulta paradójico que en 2008 el cine español recaudara más fuera que dentro de nuestro país, aunque el 20 por ciento de las producciones no se proyectara en ningún lugar. ¿Calidad? Para no volverse tan loco como Bardem en Perdita Durango habrá que decir que hay de todo, aunque en tres años el cine español ha recibido 157 premios en todo el mundo. Aun así, aquí en España nadie sonríe al hablar del cine español. Y la gente que se dedica a él, menos. Y Álex de la Iglesia lo sabe.
El cine español recauda proporcionalmente un 60 por ciento más fuera de España que en nuestro país. Es el séptimo productor del mundo ¿Qué le pasa al público español con su cine para tener ese rechazo?
No es cierto que al público español le pase nada con su cine. Es una pregunta tendenciosa. Tú sabes que entre las películas y el público existe un proceso intermedio y ahí es donde reside el problema. Nuestra manera de comunicarnos con el público es lo que puede fallar y los medios que tenemos para llegar a ellos. Las conexiones entre cine y público deben mejorar. El cine español funciona fuera y tampoco tenemos medios. Debemos saber qué pasa en esa conexión. Depende de factores sociales, históricos, esto no es algo nuevo. Quevedo estuvo en la cárcel, a Lorca lo mataron, Cervantes tuvo problemas. El creador en nuestro país siempre ha sido bastante maltratado. No digo que sea nuestro caso. No nos sentimos maltratados.
Pese a que la gente diga que por qué tienen que subvencionar al cine español y no a un carnicero, por ejemplo...
Sólo ofende el que puede. La tendencia es poner el dedo en unas llagas que no existen. El Reina Sofía tiene más subvenciones que el cine. De una película sólo se subvenciona el 33 por ciento de la apuesta del productor y este dinero sólo le llega dos años después de terminar el rodaje de la película. Y hay posibilidad de que este dinero no llegue a sus manos una vez terminada la película si no consigue un determinado dinero en taquilla.
En su caso ha sido capaz de hipotecar su casa dos veces...
No soy el único. Todo lo que se dice del cine español es mentira. Los datos no son auténticos. Yo voy a estar aquí para explicarlo y decir a la gente: "Amigos, esto no es así". El cine lo hace gente que se deja la piel. Hay que quitar a la gente de la cabeza que el cine lo hacemos cuatro directores. Hay miles de familias que viven de esto. Ahora estamos agobiados con lo de Garoña, con la central nuclear. Y estamos hablando de 600 personas en la calle. Y cuando alguien pone en duda la rentabilidad del cine español y los bancos no dan créditos, ¿qué pasa con las miles de familias en este caso? Ahora está hasta mal visto dedicarse a esto.
¿Qué va a hacer para intentar erradicar esto desde la presidencia de la Academia? ¿Qué medidas va a adoptar?
La primera no quejarme nunca más. Y segundo: aclarar las cosas. Aquí la gente se ha callado porque no ha querido entrar al trapo. El cineasta es un creador y no le gusta entrar al trapo. Pero hay que defenderse porque lo que se dice es mentira.
¿Hasta qué punto cree que el No a la guerra ha convertido todo en una cuestíon política? ¿Crees que esa manifestación de los Goya fue un error?
Lo primero es que todo el mundo puede opinar lo que quiera donde quiera. En los Óscar, Academias o mercados. Ahora, te diré que la Academia no es una institución política. Ni debe serlo, ni creo que lo haya sido nunca. No tiene una posición ideológica. Y yo quiero representar a todos, recoger las opiniones de todos.
Usted rueda en inglés. ¿Es el futuro del cine español, rodar en otro idioma y hacer coproducciones?
Tenemos que abrirnos fuera ya. Y no pasa nada. Dover canta en inglés y nadie dice nada. Sin prejuicios. El inglés es una manera de trabajar. ¿Por qué la gente puede venir a rodar aquí y nosotros no podemos hacerlo fuera? Se necesitan socios en Europa. Ágora, de Amenábar, es una superproducción que rompe con todo lo que se ha hecho hasta ahora. Hay que moverse y también hacer pequeñas películas. Cuantas más películas se haga, mejor. Más se aprende.
¿Qué nos falta para ver que el cine puede ser una industria como otra?
Lo primero, rentabilidad. Luego, conseguir que más gente trabaje en el cine. El mejor cine es el de Hollywood de los años 40 y ahí el productor sabía lo que hacía, había un estudio, escritores hacían los guiones... Todo estaba profesionalizado. Las decisiones estaban en manos de artistas, de gente conocedora del mundo. Hoy está en manos de abogados y bancos. Y así va.