Ser lider mundial en el desarrollo de infraestructuras. Eso es lo que Florentino Pérez, a través de su compañía ACS, ha conseguido con la aprobación de la opa sobre la alemana Hochtief. Tuvo que convencer de los beneficios de la operación a sus socios germanos, pero, finalmente, se los metió en el bolsillo tras revisar al alza, eso sí, levemente la oferta inicial.
El 16 de septiembre, cuando ACS (ACS.MC) comunicó la bomba informativa al ofrecer ocho acciones de ACS por cada cinco títulos de Hochtief. La oferta que ha triunfado eleva las ocho de la española a nueve y con ello ha conseguido el 32% de los derechos de voto de la alemana. Las acciones que han acudido a la oferta de ACS representan ya el 29,4% de los derechos de voto de Hochtief. A ese porcentaje hay que sumarle el 2,6% que la constructora presidida por Florentino Pérez tiene comprometido con el fondo de inversión estadounidense Southeastern Asset Management. Por tanto, con un 32% el objetivo está conseguido.
No obstante, no son cifras definitivas, esas no se conocerán hasta el 4 de enero. A partir de ahí, ACS cuenta con la posibilidad de abrir un periodo adicional de aceptación entre el 5 y el 18 de enero, por lo que el grupo español confía en que la opa, lanzada a mediados de septiembre, esté completada a principios de febrero.
Principales magnitudes
El camino ha sido largo, pero al final la constructora se ha encontrado un gigante de la construcción que contará con una plantilla de 213.000 empleados, que serán responsables de una cartera de proyectos que se eleva hasta los 72.000 millones y un patrimonio neto que supera los 7.500 millones. Así, los datos estimados para 2010 hablan de unas ventas aproximadas de 35.000 millones, un resultado bruto de explotación de 2.850 millones y un beneficio neto ordinario que rebasa los 7.500 millones.
No sólo marean las cifras, ACS también ha tenido que dar muchas curvas para conseguir su objetivo. La historia se inicia en 2007 cuando ACS adquiere un 25,1% de la alemana al holding Custodia por 1.264 millones, a un precio de 72 euros por acción. Por aquellas fechas el presidente de ACS daba el primer paso al convertirse en accionista de referencia.
Al año siguiente utilizó parte de los beneficios de Hochtief para aumentar su participación en Iberdrola hasta el 12,6% y en 2009 volvió a la carga. De paso, la constructora avanzaba en su intención de crecer en la eléctrica que preside Ignacio Sánchez Galán, donde se ha fijado el objetivo de llegar al 20%.
En febrero de 2009, ACS dio el salto para pasar a tomar el control directo del 29,98% del capital social del grupo constructor y concesionario alemán al pasar a controlar de forma directa acciones representativas del 4,9%.
A partir de ese momento la relación entre ambas constructoras y concesionarias fue de total colaboración. Pero transcurrido todo 2009 y apenas tres meses antes de celebrar el fin de año de 2010, Florentino Pérez volvió a empuñar la espada compradora y lanzó una opa por el cien por cien de la alemana. Ahí empezaron los problemas.
Al asalto de Alemania
El mago de los movimientos corporativos, asesorado por Lazard y legalmente por Linklaters, diseñó una operación financiera en la que con el canje de acciones y la utilización de su autocartera, que actualmente asciende al 6%, se hacía con la mayoría absoluta de Hochtief sin desembolsar ni un céntimo. Y es que su objetivo siempre ha sido tener un peso levemente superior al 50% del accionariado de la alemana para apuntarse las cuentas de Hochtief por consolidación total y no por puesta en equivalencia como hacía hasta ahora. Así, el grupo español mejora su balance y apenas engrosa su pasivo, ya que la alemana le puede reportar muchos beneficios y su deuda apenas asciende a 248 millones. Al día siguiente la germana sacó las uñas.
El presidente del grupo alemán, Herbert Luetkwestratkoetter, mostró su sorpresa ante la prensa ya que siempre pensó que ACS no quería aumentar su participación y anunció que pasaría a la acción. Lo que más le dolió, según sus declaraciones, es que se lanzase la opa (tal y como ordena la legislación alemana a cualquiera que supere el 30% de una compañía) con la intención de que fuese rechazada para, posteriormente, comprar en el mercado, sin pagar prima, lo necesario para alcanzar el 50,01% de Hochtief y consolidar sus cuentas. Luetkwestratkoetter no se esperaba que la opa no ofreciera ninguna prima para el accionista.
Y mientras Hochtief salía de su asombro, Pérez continuaba con la operación convencido de que saldría adelante. Y se buscó avalistas. ¿Quiénes? Los March, a través de Corporación Financiera Alba; Miquel Fluxà, en nombre de Iberostar Hoteles y Apartamentos, y el propio Florentino Pérez, a través de Inversiones Vesan, que cuenta con un 11% de ACS .
Los tres accionistas aportaron 59.545.724 acciones, representativas del 18,92% del capital social de la constructora española. Todo ello, sumado a la autocartera de la compañía alcanzaba la cantidad necesaria de participaciones para llevar a cabo el intercambio propuesto en la opa.
Mientras, Hochtief empleó su particular estrategia de defensa: se hacía con contratos millonarios en las antípodas, así como en EEUU, Europa y Asia, que aumentaban su valor y ponían en jaque las intenciones de Pérez. Mientras, el presidente de la alemana pedía prudencia a los accionistas y que no tomasen ninguna decisión hasta la presentación oficial de la oferta y enarboló la bandera de su independencia como el secreto de su éxito.
Al final, decidió reunirse con los consejeros de ACS que ocupaban sendos asientos en el consejo de la alemana. Los españoles defendieron sus buenas intenciones y reiteraron que no querían propiciar ningún cambio significativo en la constructora. Tras el encuentro, el presidente de la constructora alemana aseguró compartir "la evaluación del consejo ejecutivo, apoyando firmemente sus esfuerzos para proteger los intereses de la empresa, sus accionistas y sus empleados".
Merkel amenaza
Tras las críticas del Gobierno que preside Angela Merkel ante la opa planteada, que casi provocan un cambio de legislación en el país germano, Florentino Pérez empezó a ver la luz. El regulador del mercado australiano, ASIC, le dio la razón anunciando que no iba a aceptar la petición de Hochtief de forzar a ACS a formular una oferta sobre su filial Leighton por ser participada, mayoritariamente, por la alemana. La pelota pasó al regulador australiano de operaciones corporativas (Australia's Takeovers Panel), una entidad por encima de ASIC. Además, ACS aprobó una ampliación de capital para poder hacer frente al pago anunciado de las acciones de Hochtief.
Por si los españoles tenían suerte y obtenían el visto bueno australiano, los alemanes recurrieron a Qatar para intentar impedir la opa. Mientras se sucedían estas negociaciones, ACS obtuvo el visto bueno del regulador australiano de operaciones corporativas y Hochtief se lanzó a ampliar capital con el objeto de aumentar su deuda y así encarecer la oferta de los españoles. Además, una vez que ACS presentó el folleto de la opa al regulador alemán (BaFin), Hochtief anunció que iba a vender su cartera de concesiones, valorada en junio de este año en 1.600 millones y de su filial inmobiliaria, Aurelis, antes de que finalice 2012, un año antes de lo previsto. La junta directiva garantizó su intención de proponer que el accionariado compartiese los beneficios que generasen ambas ventas, tratando de este modo de fidelizar a sus socios para que no fuesen a la oferta de ACS.
Tras ese envite, llegó la aprobación del regulador alemán y, además, la filial australiana de Hochtief, Leighton, firmó un pacto de no agresión con ACS. Pérez se apuntaba dos tantos en apenas horas. El presidente de Leighton, David Mortimer, consiguió la firma de un documento en el que, por fin, el presidente de la española se comprome- tía por escrito a no entrar en Leighton, a que ACS no incrementase su peso a través de Hochtief en la australiana por encima del 55% (actualmente posee el 53%) y a mantener la independencia, el nombre de la constructora, sus proyectos, su modelo de negocio y el respeto por los pequeños accionistas. Además, garantizaba mantener el peso de Leighton en la empresa. En este sentido, Hochtief no podrá nombrar a más de cuatro de los 12 miembros que componen el consejo.
Y llegó el momento de dar un golpe en la mesa por parte de la alemana. Hochtief llegó a un acuerdo con Qatar. La alemana cerró una ampliación de capital del 10 por ciento, con la que no sólo dio entrada al holding de Qatar sino que neutralizaba, en parte, la oferta de ACS. La germana inscribió la ampliación suscrita en su totalidad por Qatar a cambio de 400 millones de euros, unos 57,1 euros por acción. Así, Hochtief conseguía diluir el peso de ACS desde el 29,89 hasta el 27,25%, lo que encarecía la oferta al obligarle a hacerse con casi el 3% de las acciones de Hochtief para llegar al 30% que tenía previsto (el 20-25% restante lo compraba en el mercado). Sin embargo, Florentino tenía un as en la manga. Logró el apoyo del tercer accionista de Hochtief, el fondo americano South- eastern Asset Management (dueño del 6 por ciento de ACS ).
ACS subió su oferta un 12,5% con un canje de nueve títulos por cada cinco de la alemana. La garantías ofrecidas a Hochtief de ser independiente y conservar su sede en Essen logró el apoyo del sindicato mayoritario, que ya daba por sentado el triunfo de la española. En Nochebuena, Pérez superó el 30% y ayer, por fin, brindó con champán.