
Josep Andreu, presidente del Puerto de Tarragona, confía en que existe voluntad política para que se ponga en marcha la infraestructura. Puede leer la entrevista completa en la revista elEconomista Catalunya.
El Puerto de Tarragona es una infraestructura clave para la transformación de una de las cuatro capitales de provincia catalanas, que tiene en el horizonte multitud de retos y oportunidades. Siempre ha estado entre los primeros cinco puertos del Estado, pero su proximidad a Valencia y Barcelona -segundo y tercero- ha lastrado su crecimiento y proyección, manteniéndose a la sombra de ambos.
Pero con la llegada de Costa Cruceros este año -que lo utilizará como puerto base de cruceros en verano-, la inauguración de Ferrari Land y el desbloqueo del nuevo BCNWorld, Tarragona tiene todos los elementos para zarpar más allá del tráfico de mercancías. Su presidente, Josep Andreu, ingeniero de caminos, además, confía en la voluntad política para impulsar el Corredor Mediterráneo.
El tráfico del Puerto de Tarragona no se ha acelerado en 2016. ¿Qué motivos lastran su crecimiento?
Tarragona tiene un producto de calidad, buena localización, flexibilidad y costes laborales competitivos, pero tenemos un factor que juega en nuestra contra: los costes energéticos. Acabamos 2016 con una bajada del 7 por ciento, con 31,3 millones de toneladas, en parte, por una parada técnica que hizo Repsol. Pero en transporte, si tenemos que competir con las fábricas alemanas, siendo nosotros el segundo proveedor petroquímico de Europa, tenemos que poder transportar a cualquier lugar de Europa. En términos de coste, Tarragona es un 30 por ciento más cara que Alemania, y esto hace que muchos nos descarten, además de otros factores.
¿Por otros factores, por ejemplo, se refiere al transporte?
Sí, aunque el producto puede tener el mismo precio de salida, el coste del transporte se eleva un 20 o 25 por ciento en comparación. Aquí es donde están las verdaderas amenazas, en la ausencia de ancho europeo y del Corredor Mediterráneo.
Daimler ya excluyó a Tarragona por no estar adaptada al ancho europeo. ¿Cuántos proyectos pueden haberse perdido al no estar desarrollada la infraestructura?
No podría decirlo. Hay muchos que nos han preguntado, pero al decirles que no tenemos ancho europeo se lo piensan y nos ponen en standby. Tampoco puedo asegurar que se hubieran cerrado. Pero en European Chemical Association, de las 14 visitas concertadas, en 12 nos lo pidieron... Hay empresas del sector petroquímico que están pensando en establecer un puerto hub en el Mediterráneo. Si tuvieramos ancho europeo, estoy convencido de que Tarragona podría serlo.
El nuevo ministro de Fomento ha mostrado su interés en impulsarlo. ¿Confía en él y en el Gobierno?
El nuevo ministro tiene nuestra total confianza. Es una persona con formación técnica y comprende muy bien el asunto. Es una cuestión de ministerios, no sólo del ministro. Como gestor, no dudo de la voluntad política y tengo claro que el Gobierno quiere impulsar el Corredor, pero nos hace falta un calendario para que cuando nos reunamos con inversores, podamos decir que hay compromiso y fecha.
¿Hasta dónde podría llegar el puerto en tráfico si tuviera el Corredor?
Podríamos llegar a los 45 millones de toneladas en diez años si tenemos la infraestructura correcta, que es lo que actualmente mueve el Puerto de Barcelona. Esto nos consolidaría como el cuarto puerto del Estado; ahora somos el quinto.
Ahora están diversificando su oferta con los cruceros. ¿Qué significará la llegada de Costa Cruceros?
Duplicará nuestro número de cruceristas y barcos. Si el año pasado lo cerramos con 22 cruceros y 14.000 pasajeros, las previsiones son atracar 40 barcos con 40.200 cruceristas. Han sido cuatro años de trabajo para lograr este acuerdo, ya que la compañía tiene terminal en Barcelona y no veía crucial estar aquí.
¿Con qué les convencieron? ¿Cree que Costa repetirá en 2018?
Ferrari Land. Su inauguración este verano es el gran motivo de que estén aquí, ya que sus pasajeros son mayoritariamente italianos, y venir a la meca de Ferrari es vital para ellos. Confiamos en que Costa repita y que otras navieras se pregunten por qué están aquí. El éxito de un crucero no es tener una buena instalación portuaria, sino tener una buena oferta offshore en el territorio. Por ello tenemos que trabajar todos los actores de la ciudad. Tenemos que prepararnos, tanto la ciudad como los profesionales.
¿No ve a la ciudad preparada? ¿No habrá más navieras en 2018?
Ni la ciudad ni el territorio están preparados para asumir un gran volumen de cruceros. Nuestro territorio lo tiene todo en el negocio de turismo de playa familiar, pero los cruceros son diferentes. No se mueven igual, las familias vienen de forma escalonada y los cruceristas llegan con 20 autobuses de golpe y 1.500 personas que quieren aprovechar su hora de estancia desde el minuto cero. ¿Tenemos lo necesario? Respecto a nuevas navieras, justo venimos de EEUU y la respuesta es muy positiva, nos transmiten que nos ven como un puerto de futuro.
¿Ayudaría el nuevo BCN World?
Hemos confiado siempre en este proyecto, que tendrá un impacto seguro. Por ejemplo, se podría establecer un ferri con Mallorca.