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Barcelona espera batir su récord de cruceristas en 2016

  • El puerto catalán es el primer europeo en tráfico y el cuarto a nivel mundial
  • La Ciudad Condal prevé recibir más de 2,6 millones de pasajeros este año
El puerto de la capital catalana registra 750 escalas al año.

El puerto de la capital catalana es el primer europeo en tráfico de pasajeros y el cuarto a nivel mundial; prevé recibir más de 2,6 millones de pasajeros este año, pudiendo superar las cifras de 2011.

Ante la falta de plazas hoteleras en la Ciudad Condal con la llegada de los Juegos Olímpicos de 1992, más de una decena de cruceros funcionaron como auténticos hoteles flotantes para absorber una bulliciosa demanda de visitantes que, por aquel entonces, la oferta hotelera no podía acoger. 

Desde ese momento, y con el cambio de siglo, la actividad de los cruceros se ha ido convirtiendo en un activo estratégico para el turismo de la ciudad, así como para la economía catalana.

De hecho, la capital catalana, con 750 escalas anuales, se consolida como el puerto líder de cruceros del Mar Mediterráneo y del continente europeo, ocupando la cuarta plaza en el ránking mundial, sólo por detrás de tres puertos del Estado de Florida -Miami, Everglades y Cabo Cañaveral-. Esto es posible gracias a la actuación de la Administración y de las empresas del sector, que permite mantener unos 6.759 puestos de trabajo.

Así se desprende de un estudio de la Universidad de Barcelona sobre el impacto económico, que asegura que la actividad de los cruceros en la capital catalana genera una facturación total de 796 millones de euros, contribuyendo al producto interior bruto (PIB) de Catalunya con 413,2 millones de euros al año.

Sin ir más lejos, el año pasado unos 2,5 millones de cruceristas visitaron Barcelona, por lo que para este año, según previsiones del Port, habría un "incremento ligero" en el tráfico de pasajeros, que podría igualar el récord de 2011 o incluso superarlo. Por el momento, la tendencia es al alza, ya que desde principios de año hasta el mes de mayo, un total de 750.000 cruceristas visitaron la ciudad, lo que supone una subida del 1,6 por ciento con respecto al mismo periodo del año anterior.

No es una primicia que Barcelona despunta por ser un puerto base donde muchas operadoras establecen el inicio y final de sus itinerarios. Prueba de ello es que el año pasado hubieron más embarques y desembarques que cruceros que estuvieron de tránsito en la ciudad. En esta dirección, la naviera estadounidense Royal Caribbean ha establecido recientemente en Barcelona su puerto base para tener como punto de llegada y de salida durante la temporada de verano, las rutas realizadas por el Harmony of the Seas, el barco de pasajeros más grande del mundo que puede llegar a albergar a 6.780 pasajeros. Para el presidente del Port, Sixte Cambra, hechos como este evidencian "el gran éxito turístico de la ciudad", aunque también supone dar respuesta a "cómo hacerlo compatible" con la vida de los barceloneses.

Ciudades como Barcelona ya tiene abierto desde hace tiempo un debate sobre los pros y contras de la llegada de millones de visitantes -en parte, derivada por los cruceros-, donde cada vez más la ciudadanía ve con recelo este modelo de ciudad que subordina su bienestar al llamado turismo de aglomeraciones.

La asignatura pendiente de la contaminación

Precisamente, otro de los retos aún por resolver es el de la contaminación global, dado que está obligando a la industria de los cruceros a bajarse los humos para adaptarse a la nuevas normativas medioambientales que desde 2010 establecen que los cruceros atracados en puertos europeos sólo pueden consumir combustible con un contenido de azufre inferior al 0,1 por ciento.

No obstante, se calcula que el Harmony of the Seas por 13 horas de escala donde los motores permanecen en funcionamiento, puede llegar a verter a la atmósfera unos 65 kilos de óxido de azufre o, lo que es lo mismo, unos 30.000 kilos de combustible. En este sentido, datos como este han hecho sonar las alarmas de varias asociaciones ecologistas y vecinales donde ya han reivindicado la actuación por parte de las instituciones. Por ello, el Puerto de Barcelona ha tomado cartas sobre el asunto y ya baraja la posibilidad de suministrar electricidad a los barcos que están atracados en los muelles, aunque no es tarea fácil por sus dificultades técnicas y económicas.

Mientras tanto, algunas de las 40 navieras que operan en el Puerto, como Royal Caribbean, Carnival, Norwegian, Aida o Princess, han apostado por instalar, en varios de sus barcos, un sistema de filtros que permite reducir las emisiones de azufre en un 90 por ciento.

No obstante, la prioridad del Puerto de Barcelona es "consolidar el posicionamiento" que ocupa en el mapa y "fidelizar" las cuatro grandes navieras que gestionan nueve de cada diez cruceros en el puerto. La actividad generada, en gran medida, por Royal Caribbean, Carnival, MSC y Norwegian hace que el gasto directo ascienda a 442 millones de euros al año que se reparten entre cruceristas (315,8 millones), navieras (121,2 millones) y tripulación (5,5 millones).

En todo caso, a este impacto directo cabe sumar la facturación indirecta, dado que los cruceros no benefician exclusivamente al sector turístico, sino que el sector del almacenaje y el transporte o la industria alimentaria y metalúrgica, así como otros sectores también salen ganando con unos ingresos que alcanzan los 353 millones de euros. Además, la Administración también se lleva su trozo del pastel, ya que los cruceros producen unas rentas fiscales de 152 millones en impuestos estatales, autonómicos y sobre la tasa turística.

Impuestos discriminatorios

Actualmente, los turistas que visitan Catalunya tienen que pagar un tributo, que oscila entre los 0,5 y los 2,5 euros, por la estancia que realizan por noche alojada en un hotel o apartamento, hasta un máximo de siete días. La Generalitat consiguió recaudar unos 43 millones de euros por esta tasa en 2015 y ahora el Ayuntamiento de Barcelona quiere crear una nueva tasa similar, esta vez, para los turistas que no pernoctan en la ciudad.El consistorio capitaneado por Ada Colau se ha planteado "revisar la fiscalidad" de los cruceristas para aumentar el retorno del coste de recibir millones de turistas cada año, dado que buena parte de ellos no duermen en hoteles, sino en barcos.

Por su parte, la principal patronal internacional del sector, la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA), ya ha expresado su rechazo frontal a esta posibilidad, ya que vería discriminatoria la creación de un nuevo gravamen a los turistas que no durmiesen en la ciudad. Ante este escenario, la industria crucerística está "totalmente en contra" de cualquier impuesto sobre los clientes o navieras ya que, tal y como ha recordado recientemente el presidente de MSC Cruceros en España, Emiliano González, los cruceristas ya afrontan la tasa turística de la Generalitat si duermen dos o más noches en la capital catalana. Pese a ello, "la industria está abierta a mantener contactos con las autoridades", pero no para aprobar futuros impuestos, asegura González, que destaca lo importante que es este sector, que el año pasado aportó 1.323 millones a la economía española.

Al margen de Barcelona, hay otros destinos turísticos como la Costa Daurada que podría ver incrementado en los próximos años el tráfico de cruceristas en el Port de Tarragona, pudiendo llegar a tener como rival al puerto de la capital catalana. Además de contar con el resort más importante de Europa, PortAventura World, realmente hay otros proyectos como la apertura de Ferrari Land en 2017 o el todavía en el aire proyecto de Barcelona World, que ayudan a crear nuevos alicientes para remarcar la gran oferta de ocio de la zona, especialmente a la que va dirigida al turismo familiar.

En este sentido, el puerto tarraconense espera recibir 22 embarcaciones de crucero este año, lo que significaría doblar la cifra de 2015. Esto vendría inducido por la recuperación del mercado nacional y la existente inestabilidad política de países como Egipto, Turquía y Tunisia, que favorecerá el incremento de visitantes extranjeros (48,8 por ciento en los últimos cinco meses), como franceses e ingleses.

Baleària se consolida

Claro que el tráfico de pasajeros no sólo está en auge en los cruceros turísticos. Los ferries de línea regular también viven un gran año, ya que entre el 1 de enero y el 30 de mayo, el tráfico de pasajeros se ha incrementado un 12,7 por ciento con respecto al mismo periodo del año anterior, hasta los 334.232. Del mismo modo, el número de escalas también se ha visto incrementado en un 21,3 por ciento hasta las 1.162 en el mismo periodo.

Ante la creciente demanda de estos servicios, la empresa de transporte marítimo Baleària ha decidido incorporar a su flota de buques un nuevo ferry, el Dénia Ciutat Creativa, que permitirá conectar diariamente la ciudad de Barcelona con Menorca. A partir de ahora, la naviera doblará las conexiones que enlazan la capital catalana con las Islas Baleares, donde ya ofrece un servicio diario con el ferry Martín i Soler. De este modo, con la puesta en marcha de este buque, la naviera consolida su posición en la capital catalana operando cuatro ferries diarios con las islas de Mallorca, Eivissa, Formentera y Menorca.

La empresa, con presencia en Barcelona desde 2003 ofreciendo servicios de pasaje y carga, transportó el año pasado unos 315.000 pasajeros y 1,6 millones de metros lineales de carga en el total de líneas que opera desde Barcelona. Esto pone de manifiesto cómo Baleària es la compañía que "más ha crecido en los últimos 10 años" ya que, según su presidente Adolfo Utor, ha sido la que "ha realizado más escalas en el puerto de Barcelona" en la última década. Con la amenaza del cambio climático como telón de fondo, Utor recuerda que Baleària es la primera compañía en apostar por el gas natural en su nueva flota.

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