Ciencia

Un sol joven podría propiciar el surgimiento de la vida en su sistema

Un sol joven podría originar vida en su sistema. Foto: NASA.

Las estrellas como el Sol tienen ciclos de actividad que se manifiestan en sus capas exteriores: fotosfera, cromosfera y corona. El ciclo solar dura una media de 11 años y tiene una importante influencia en el clima terrestre, especialmente a través de los fenómenos que suceden en la corona.

Un investigador del programa 'AstroMadrid', perteneciente al Centro de Astrobiología (CAB/CSIC-INTA), ha liderado un una investigación de los ciclos de actividad en una estrella similar al Sol en su juventud, que podría arrojar luz sobre cómo influyen los ciclos de actividad solar en el surgimiento de la vida en la Tierra y puede ser fundamental para saber más sobre su historia pasada y futura. Los resultados han sido publicados en Astronomy & Astrophysics. 

Ahora, hay un candidato que cumple con los requisitos para ser un joven Sol y que cuenta con estos ciclos de actividad. La estrella 'Iota Hor', en la constelación de Horologium (El Reloj), que tiene unos 600 millones de años (frente a los 4.500 millones del Sol). Estudios anteriores, llevados a cabo en el rango visible de la luz, mostraron que su ciclo de actividad en la cromosfera era el más corto descubierto hasta el momento.

Ciclos muy similares

Según ha explicado el investigador Jorge Sanz Forcada, hasta ahora no se "sabía nada sobre los ciclos coronales del Sol en la época en que surgió la vida en la Tierra, por lo que se ha llevado a cabo este estudio en rayos X de la corona de la estrella". Durante casi dos años se monitorizó a esta estrella con el satélite XMM-Newton y ambos ciclos, el cromosférico y el coronal, resultaron ser muy similares.

Además, según ha indicado el científico español, el seguimiento ha mostrado un comportamiento peculiar: al parecer, tras completar uno de estos periodos, el siguiente se interrumpe antes de llegar al máximo, dando lugar a un intervalo de comportamiento caótico, tras lo cual continúa de nuevo el ciclo. Este podría estar modulado por otro de mayor duración.

"Es la primera vez que se observa un ciclo de este tipo en rayos X en una estrella activa y que se establecen los ciclos coronales en una estrella similar al Sol en su juventud", ha explicado Sanz, quien ha explicado que "cada 1,6 años 'Iota Hor' completa un periodo de actividad". "Posiblemente estamos observando los primeros ciclos de actividad en la vida de una estrella de tipo solar", ha insistido.

Condiciones para el origen de la vida

Estos datos ayudan a entender mejor la enigmática física que se esconde tras estos ciclos de actividad, ofrecen información sobre la relación entre los ciclos solares y el clima, y arrojan luz sobre cuestiones astrobiológicas. Los expertos recuerdan que existen unas condiciones fundamentales para el origen de la vida en nuestro planeta: la existencia de agua como entorno, la presencia de carbono como elemento capaz de formar compuestos con facilidad; y una fuente de energía, como pueden ser la radiación ultravioleta proveniente del Sol y las descargas eléctricas.

En relación a este último factor, hay que destacar que las estrellas jóvenes como 'Iota Hor' rotan más rápido, lo que provoca una mayor actividad. Esto se traduce en una mayor emisión de radiación ultravioleta y de rayos X que en el Sol actual. Además de lanzar al medio vientos cargados con partículas energéticas, esta estrella tiene un ciclo que cuenta con irregularidades, y lo hace con la edad que tenía el Sol cuando surgió la vida en la Tierra, lo cual "aporta un dato más sobre esas condiciones iniciales", ha concluido Sanz.

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