
La desnutrición es una enfermedad que se caracteriza por la falta de aporte adecuado de nutrientes esenciales acordes con las necesidades biológicas del organismo.
De acuerdo con Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la desnutrición es principal causa de muerte de lactantes y niños pequeños en países en vía de desarrollo, además en el año 2014, alrededor de 1.5 millones de niños y niñas menores de 5 años se encontraban en desnutrición crónica.
De acuerdo con el Manual de Merck de Información Médica General, en los adultos la desnutrición afecta severamente al organismo.
En el sistema digestivo, ocasiona la disminución de ácido estomacal, encogimiento del estómago, y también provoca diarrea frecuente; en el cardiovascular, afecta principalmente al corazón y vasos sanguíneos, al reducir la cantidad de sangre bombeada por el corazón, lo que a su vez provoca que la frecuencia cardíaca sea más lenta, la presión arterial baje y con ello se presente insuficiencia cardíaca.
En el sistema respiratorio, la respiración se vuelve lenta y con ello hay una reducción de la capacidad pulmonar, finalmente podría provocar un fallo respiratorio.
Mientras que en el sistema reproductor, la desnutrición podría provocar una disminución en el tamaño de ovarios y testículos, además provoca la pérdida del deseo sexual y en algunas mujeres provoca la interrupción de la menstruación.
En el sistema nervioso, algunas personas presentan síntomas como apatía e irritabilidad, en algunos niños incluso pueden desarrollar retraso mental o disfunción mental.
La desnutrición también afecta el metabolismo, la disminución del volumen muscular y fuerza, la piel se vuelve delgada o seca, el cabello pierde volumen y fuerza, además afecta el sistema inmunológico reduciendo la capacidad de luchar contra las infecciones, en algunas ocasiones esta enfermedad provoca anemia.
De acuerdo con la Unicef, la causa principal de la desnutrición es la falta de recursos económicos, aunque también influyen factores como algunos trastornos que afectan la absorción de nutrientes, fármacos que interfieren en la ingestión, situaciones en las que aumentan la necesidad de calorías, por ejemplo, por lesiones o cirugías.
El signo más evidente es la pérdida de grasa corporal o tejido adiposo, si el déficit calórico es grave, los adultos pueden perder hasta la mitad del peso de su cuerpo y los niños incluso más hasta tener una apariencia de piel pegada a los huesos.
Una carencia severa de proteínas y calorías también puede provocar marasmo, inanición y kwashiorkdor.
El marasmo es una carencia grave de calorías y proteínas, tiende a aparecer en los lactantes y los niños de edad temprana de modo característico produce pérdida de peso y deshidratación.
La inanición es la forma más extrema de marasmo y desnutrición, resultado de una falta parcial o total de los nutrientes esenciales durante un periodo prolongado.
El kwashiorkor es una carencia grave de proteínas más que de calorías, es menos frecuente que el marasmo y tiende a darse en ciertas zonas del mundo donde los alimentos son deficientes en proteínas.