Para cumplir la norma europea de tratamiento de aguas residuales.
Los retos del sector del agua son diversos y dispares, con múltiples factores que definen las necesidades de cada territorio. Si bien en unos lugares, el desafío es tener agua potable; en otros, la meta es ganar eficiencia para que no haya una sobreexplotación de los recursos hídricos. Estos, entre muchos otros temas, son los que se debatieron ayer en el IV Foro de la Economía del Agua, celebrado en Barcelona.
En el ámbito nacional, uno de los problemas que planteó el director académico del foro y coordinador del departamento de economía del agua de la Fundación Imidea, Gonzalo Delacámara, es el de las infraestructuras españolas del sector. Entre otros problemas, Delacámara denunció la infrautilización de muchas plantas, como las de desalación que se construyeron con fondos europeos y que se utilizan en un 17 por ciento de su capacidad.
Delacámara fue más allá y aseguró que para cumplir la normativa europea, "España debe invertir 2.900 millones para ponerse al día en el tratamiento de aguas residuales". Fue entonces cuando se planteó el debate sobre la colaboración público-privada, ya que la financiación de modernizar estas plantas "deberá hacerlas alguien".
Delacámara puso como ejemplo la planta de Sant Joan Despí, que "debe garantizarse que el agua llega con la presión necesaria".
Barcelona, en déficit hídrico
Por otra parte, Delacámara zanjó el debate sobre la remunicipalización del agua en Cataluña, "no debemos centrar el foco en si es público o privado, sino en la calidad de la gestión del servicio".
En Barcelona, por ejemplo, "se da una situación desafiante, porque hay un déficit hídrico, con una demanda que supera en más de un 10 por ciento los recursos hídricos disponibles", explicó. Los recursos disponibles en las cuencas internas de Cataluña son de unos 2.613 hectómetros cúbicos anuales, cuando la demanda es de 2.965 hectómetros.