
Catalunya ha sido terreno adobado para las disputas entre patronales empresariales en los últimos años. De la posible fusión con la que se especuló durante tanto tiempo entre Foment del Treball y Pimec, se pasó casi de forma instantánea a una guerra encarnizada entre ambas por las cuotas de representatividad que otorga la Generalitat. Lee el reportaje completo en la Revista elEconomista Catalunya
Aún con las heridas sin cicatrizar del todo, en el último año se ha abierto un nuevo frente con el pequeño comercio como objeto de deseo. La desaparición de la Confederació Catalana del Comerç (CCC) ha abierto un hueco de poder que todas las patronales quieren ocupar.
La CCC era la organización que dirigía desde hacía más de treinta años Miquel Àngel Fraile y que aglutinaba al pequeño comercio catalán, o botiguers como se les conocía popularmente. El fraude millonario de su secretario general provocó un agujero insalvable en las cuentas de la organización que la abocó a su definitiva extinción.
Pero el cetro que ostentaba Fraile no sólo era sectorial, sino también mediático, puesto que su poder de convocatoria era importante, un ejemplo son sus previsiones sobre la campaña de rebajas, todo un clásico en los medios de comunicación. Pero hay otras funciones que ejercía la CCC de Fraile, como la negociación con los sindicatos en los convenios sectoriales o su poder como lobby en asuntos relevantes como la configuración de la nueva ley de comercio catalana, que ahora han quedado huérfanos. Funciones que para una tipología de empresas con suma relevancia en el tejido empresarial catalán, se tornan como muy apetitosas.
Pimec saca ventaja
Y es que existen 86.418 empresas comerciales y 101.319 establecimientos con una densidad comercial media de 13,47 establecimientos por cada 1.000 habitantes, según el censo del comercio de la Generalitat. Es por ello que todas las organizaciones empresariales han encendido sus alertas y se han puesto a trabajar para copar este nicho.
La Confederació pertenecía a Foment del Treball a través de Fepime, que mantenía su cuota sobre los botiguers de forma indirecta. Pero la desaparición de esta organización que estaba en su órbita ha hecho que su principal competidora a nivel general, la patronal de pequeñas y medianas empresas Pimec, haya tomado el relevo como la organización con más representatividad dentro del pequeño comercio. Por esta misma razón, Fepime vinculada históricamente a Foment, ha creado en los últimos meses una sección sectorial para no perder la oportunidad, Fepime Comerç. Si bien es cierto, de que Fepime ya dependen organizaciones como el Agrupament de Botiguers de Catalunya (ABC), que pilota Emiliano Maroto, o incluso el Consell de Gremis de Catalunya.
La pugna, por tanto, está servida, y si ABC reconoce que con una infraestructura mínima cuenta con más de 32.800 asociados, Pimec tiene en su sectorial Pimec Comerç, a más de 40.000 establecimientos inscritos. Asimismo, en esta batalla ha irrumpido en los últimos meses otro nuevo actor, que es la denominada RetailCat, liderada por el propietario de la cadena de tiendas Electrocalbet, Joan Carles Calbet.
RetailCat surge de la iniciativa de diversas organizaciones y patronales ya existentes como Barcelona Oberta, Cecot Comerç -sectorial de Cecot-, Comertia y la Fundació Barcelona Comerç. Aunque durante su presentación afirmaron que cada una mantendría su autonomía e intereses, aseguran contar con más de 30.000 puntos de venta adscritos, la mayoría de Barcelona. Con este nuevo actor, que se presentó como asociación y lobby -aunque no descartan llegar a ejercer como patronal- se abren viejas rencillas de la guerra de patronales catalanas. Una de las principales integrantes de la nueva RetailCat es Cecot, que hace unos meses ya estuvo a punto de romper con su matriz, Foment del Treball. Gay de Montellà llegó a plantear la suspensión o expulsión de la patronal que dirige Antoni Abad por su "estrategia expansionista fuera de su territorio, Terrassa". Simultáneamente, Abad, que llegó a integrar las listas de la candidatura de CiU por Barcelona para el Congreso de los Diputados, lanzó un órdago a Gay de Montellà anunciando que aspiraba a la presidencia de las elecciones de la gran patronal previstas para el ejercicio 2019.
Abad ya tiene experiencia en dar un giro a una organización, ya lo hizo con la propia Cecot, antes liderada por el empresario Eusebi Cima, que estuvo casi dos décadas al frente antes de liderar Fepime. En lo que afecta a RetailCat, precisamente, son muchas las voces dentro del sector del comercio que achacan que este nuevo lobby surge de la iniciativa directa del Govern de Puigdemont. Según explican diversas fuentes, ante la imposibilidad del departamento de Empresa de encontrar aliados en Foment -por razones ideológicas- o Pimec -prefiere no entrar en política-, la Generalitat estaba buscando la creación de un lobby de gran tamaño que se alineara con sus intereses. Esto explicaría, según las mismas fuentes, los vínculos familiares que hay entre la cúpula de la nueva RetailCat y el Govern -la directora general de Comercio de la Generalitat, Montserrat Vilalta, es prima de la directora general de Comertia, Elisabet Vilalta-.
Sin un líder claro, todas las organizaciones ponen en alza sus fortalezas para erigirse como las cabezas visibles de los tenderos. Sin embargo, el secretario general de Fepime Comerç, César Sánchez, defiende que su organización puede ocupar este lugar ahora ausente, ya que son "quienes tienen una representación del 30% en la Confederación Española de Comercio (CEC)". Este papel hasta ahora estaba reservado a la CCC de Fraile, y de hecho, aún figura así en el portal web de la CEC. Sánchez es contundente al plantear los objetivos de la nueva Fepime Comerç, "queremos liderar las negociaciones del colectivo del comercio en Catalunya y ser el espacio de diálogo entre las diferentes organizaciones", pero sobre todo incide, "nuestra fortaleza es contar con una estrategia de unidad de acción y tener capacidad de decisión en Catalunya, España y Europa". Por el momento, no prevén ninguna sinergia con otras organizaciones como la nueva RetailCat, "nosotros somos más cúpula, los objetivos que pueden tener ellos son diferentes".
El presidente de Pimec Comerç, Alex Goñi, es contundente para situar su nuevo liderazgo, "tenemos 130 trabajadores con 25 personas dedicadas sólo al comercio, además de representantes en todo el territorio catalán". Aunque Goñi no descarta establecer alianzas o sinergias con otras organizaciones, sí niega de entrada que "no se entenderán con RetailCat", ya que "lo nuestro no es la política, aunque muchos seamos atípicamente políticos". Emiliano Maroto de ABC -en la órbita de Fepime-, resalta que "no dependemos ni queremos ninguna subvención de ningún tipo, vivimos de las cuotas".
La nueva Ley de Comercio, el próximo reto
Al margen del debate ideológico que sacude a la sociedad en general, hay otros retos donde las patronales están divididas. El pasado mes de enero, el Govern aprobó el Anteproyecto de la nueva Ley de Comercio de Catalunya. Las principales novedades que plantea la norma es la liberalización de las rebajas, una etapa que hasta ahora estaba acotada en unos meses muy concretos, a diferencia del resto de España.
Sí se mantiene una singularidad que puede ocasionar un choque entre la ley española y catalana, ya que puede llevar a esta última al Constitucional, que es el número de horas de apertura. La ley española fija en 90 horas semanales la apertura de comercios, pero la Generalitat la ha limitado a 75 horas -antes era de 72 horas- con el argumento de que las grandes superficies con más recursos pueden abrir siempre, a diferencia del pequeño comercio. En este punto, todas las organizaciones están en consenso, y no aceptan un aumento de las horas de apertura. Donde sí ven más problemas es en las rebajas, que por lo general, creen que liberalizarlas es "dar mucha ventaja a las grandes superficies".
El presidente de RetailCat, Joan Carles Calbet, explica que su intención es que "haya un periodo claro de rebajas, y diferenciar entre outlets, liquidaciones y ofertas puntuales como puede ser el Black Friday", aunque apunta que los puntos neurálgicos afectados por el turismo "deben tener un tratamiento específico". Donde RetailCat incidirá más es en que todos los comercios en localidades de menos de 5.000 habitantes y con locales de 150 metros puedan abrir las horas que quieran, siempre que no sean cadenas.
Otros de los retos que plantea el sector y que no incluye la nueva Ley es, por ejemplo, "regular la economía circular, colaborativa, el comercio rural y la venta online", a propuesta de Goñi. Maroto de ABC quiere restringir las condiciones para que un municipio pueda ser declarado de Interés Turístico -y por ende que pueda abrir todos los días-, como sucede con La Roca. Por lo que, la guerra entre patronales se librará en muchos frentes con intereses entremezclados e ideologías confrontadas.