
De momento, no habrá elecciones en Cataluña. Si cabía alguna posibilidad de que la CUP no decidiera apoyar a Carles Puigdemont en la moción de confianza del 28 de septiembre, ésta se disipó ayer cuando la diputada anticapitalista, Anna Gabriel, aseguró que le apoyarán.
La principal condición que había puesto la CUP para no abocar a Cataluña a unas nuevas elecciones era que el Govern aceptara celebrar un acto de desobediencia como un Referéndum Unilateral de Independencia (RUI). Sin embargo, aunque puede parecer que la CUP se va con las manos vacías y ha salvado a Puigdemont de su primer match ball de forma totalmente altruista, no parece que vaya a ser así.
A diferencia del anterior proyecto de Presupuestos, que no pasó ni el trámite parlamentario por la enmienda a la totalidad de todos los grupos, el Govern no quiere tentar a la suerte. Según explican desde el Departamento de Economía de la Generalitat, el proceso de negociación de estas cuentas tiene como objetivo "pasar ese trámite". Para eso, la negociación ya no la dictará a gusto y placer el vicepresidente Oriol Junqueras, como sucedió en junio con las exigencias de la CUP, en la antesala de las elecciones generales.
Ahora, ambos se sentarán y elaborarán codo con codo las nuevas cuentas catalanas. Según explican desde Economía, será una negociación "más pautada", por lo que incluso pactarán cómo comunicar los avances de las reuniones. Las propuestas de la CUP son claras, desobediencia mediante el RUI (que ERC acepta con agrado y que no disgusta a Puigdemont) y aumentar el IRPF a las rentas altas, Sucesiones y recuperar impuestos suspendidos. Si bien los catalanes no serán llamados a las urnas para unos comicios autonómicos, una nueva pseudoconsulta parece cada vez más cerca.