España es coto privado donde los emprendedores no tienen demasiadas facilidades. Pero si además de todas las trabas y obstáculos que se puede encontrar un joven empresario para sacar adelante su idea, el objetivo busca una rentabilidad social más que económica, la tarea se vuelve misión imposible. De hecho, en la legislación española no existe la figura de empresa social, por lo que sus gestores tienen que optar por hacer una sociedad limitada o una fundación, formas que no se adaptan a sus necesidades empresariales. El modelo, los países anglosajones y Francia.
Esta es la necesidad que ha detectado La Caixa a través de su Obra Social, para financiar con 25.000 euros a cada uno de los 20 proyectos a través de su programa de apoyo a empresas con impacto social. El apoyo no es sólo económico, sino también formativo.
El responsable del área de Formación de La Caixa, Francesc Ribal, pone énfasis en ayudar a "transformar esas empresas para buscar su viabilidad económica". Este es el objetivo de la quinta convocatoria del Programa de Emprendimiento Social. Estos proyectos buscan tener un impacto social mediante la creación de actividad económica centrada en la mejora cualitativa de las vidas de las personas más vulnerables, y siendo medioambientalmente sostenibles.
De hecho, según el INE, sólo un 46,3 % de los proyectos de emprendedores subsisten. Por ello, una de las metas de este programa es que sean sostenibles y "arranquen" para no frenar. Y un 93% de las empresas sociales que han estado en las anteriores ediciones de este programa lo han conseguido.
Formación a medida
Uno de los valores que ponen en alza las propias empresas que han entrado en el programa es la formación que se les ofrece. A través de un convenio con la escuela de negocios IESE, donde se les ofrece cursos de gestión empresarial para profesionalizar sus empresas. También tienen asesoría jurídica mediante Uría Menendez, además de un mentor que les ayudará a desplegar su plan de negocio. Todo el proceso está evaluado y la ayuda se ofrece en dos pagos.
Estas 'palancas' son, en palabras de los propios premiados, de "gran ayuda" ya que su gran dificultad es encontrar financiación. La Caixa también estudia ponerlos en contacto con aceleradoras e inversores sociales que no tengan como prioridad la rentabilidad económica (que también), pero sin dejar de lado el impacto social.
Algunas de las empresas que estarán impulsadas por La Caixa son Change Dyslexia, Sylvesris o Hyper 3D. Change Dyslexia ha creado un método para detectar la dislexia, un trastorno neurobiológico que provoca que el 40% del abandono escolar. Su fundadora, la investigadora Luz Rello, explica que este es el primer paso "para que puedan tratarse con profesionales". La prueba es un juego llamado Dytective que ya ha sido probado en la Comunidad de Madrid, y que está a la espera de poder entrar en otros territorios como Cataluña.
Otro de los proyectos es Sylvestris, de Enrique Enciso. Con el lema, "sembando los bosques del futuro", lo forman un equipo de ingenieros forestales que quieren proteger el medioambiente "resembrando" los territorios más dañados por incendios. "En vez de plantar, sembramos con semillas de especies autóctonas, siempre con trabajadores de la zona, con problemas de cualquier índole".
También ponen atención en la paridad de sus tropas, ya que siempre quieren que haya mujeres a pesar de que en este ámbito "no suele haber muchas". El plan trata de crear bosques para absorber el CO2 que todo el mundo emite. En las próximas semanas emprenderán una misión en el Líbano con refugiados sirios como trabajadores. También han diseñado un dron para llegar a aquellas zonas de difícil acceso, sin cesar en su objetivo de sembrar.