Ya es definitivo. Cataluña volverá a celebrar elecciones el próximo mes de marzo, ya que, por si quedaba alguna oportunidad para llegar a un posible pacto de última hora como pidió Oriol Junqueras, ayer Artur Mas eliminó cualquier posibilidad de acuerdo con un discurso muy crítico contra la CUP.
Ya es definitivo. Cataluña volverá a celebrar elecciones el próximo mes de marzo, ya que, por si quedaba alguna oportunidad para llegar a un posible pacto de última hora como pidió Oriol Junqueras, ayer Artur Mas eliminó cualquier posibilidad de acuerdo con un discurso muy crítico contra la CUP.
Para el actual president en funciones, la CUP es la culpable de todo, y si no cede en la negativa de vetar su figura, también será la responsable de "fulminar el proceso independentista".
Ese fue el mismo argumento que utilizó para negar "cualquier concesión más a la CUP, por dignidad". Y por descontado, Mas también se negó en rotundo a cumplir la principal petición de la formación antisistema, que es su renuncia a repetir como jefe del Ejecutivo catalán. El líder de Convergència justificó su negativa a retirarse o hacer un paso al lado, y por ende, permitir que Junts pel Sí y la CUP pacten porque tiene una misión: "para salvar el proceso independentista".
Esta afirmación como tal no tiene mucho sentido, pero Mas la encajó dentro de su lógica interna que asegura que "el proceso tiene que sumar y no restar, incluir y no excluir, y votar y no vetar". Haciendo caso omiso al reclamo que hicieron el martes algunos miembros de Esquerra Republicana (ERC), como Joan Tardà, que le espetó vía Twitter que "se echara a un lado".
El único error que se reconoció a sí mismo y a Junts pel Sí durante la comparecencia, fue el "no ver la falta de sentido de país de la CUP".
Ultimátum o elecciones
Aunque la CUP ya ha dicho por activa y por pasiva que no investirán a Mas president independienemente de que ello requiera volver a las urnas, ayer el líder de Convergència volvió a emplazarlos a una reunión, pero informándole ya de entrada que el candidato de Junts pel Sí sigue siendo él y que en ningún caso habrá alternativa.
Consciente del callejón sin salida en el que se encuentra tanto él como el proceso independentista, Mas ya informó que si no hay acuerdo (como se prevé salvo sorpresa), convocará elecciones el próximo lunes. Por lo que volvió a avisar en ese sentido al partido de la izquierda independentista que tiene de plazo para ceder hasta el próximo domingo.
En un diálogo de sordos, aunque Junts pel Sí dice que "hará el esfuerzo" por tener una última reunión, la CUP emitió ayer un comunicado exigiendo que cambien de candidato de nuevo.
Y es que después de las palabras de Mas, probablemente, si se hiciese otra asamblea de la CUP, muchos de los que eran partidarios de investir al líder de Convergència volverían a pensárselo dos veces. Quizás, incluso alguno de sus dirigentes no hubiese dimitido. Lo único cierto es que la formación está resquebrajándose por dentro tras la salida de su candidato en los pasados comicios, Antonio Baños.
La oposición señala a Mas
El resto de partidos del arco parlamentario catalán esperan expectantes a que se convoquen definitivamente las elecciones. Ciudadanos, PSC y PP dejaron clara su posición.
La lideresa de Ciudadanos en el Parlament, Inés Arrimadas, tildó de "fracaso" la candidatura de Mas como presidente. Arrimadas explicó que "no sólo es el fracaso de Mas, es el fracaso de la hoja de ruta independentista que no tiene ni mayoría social ni parlamentaria para hacer que progrese".
El secretario general de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, recalcó que el periplo de tres meses desde que acabaron los comicios "ha sido agónico y perdido". El líder del PSC añadió que "la situación vuelve a estar en el punto de partida".
El número uno del PP catalán, Xavier García-Albiol, fue más duro y puso a la figura política de Artur Mas como "la más letal de la historia para los intereses de España". Albiol exigió que se convocaran elecciones de inmediato, ya que Mas es un político "amortizado".