Cataluña tiene un déficit histórico en infraestructuras públicas, sobre todo ferroviarias, que frena el crecimiento económico del territorio. Esta es la conclusión que se extrae del último informe que ha presentado la Cambra de Comerç sobre la gestión de infraestructuras e inversiones prioritarias en Cataluña. De hecho, en el actual periodo de repunte económico, existe el peligro de que "las vías de transporte se colapsen" por el aumento de la congestión de un 75 por ciento en los últimos dos años con un 3,3 por ciento más de vehículos.
Si durante los años 2008 y 2009 se alcanzó el máximo de inversión por parte de Fomento con unos 2.700 millones gastados, el presupuestado para el presente año se sitúa a niveles de principios de siglo, con alrededor de 1.000 millones de inversión.
Esto ha afectado sobre todo al retraso en las obras del Corredor Mediterráneo, una vía multimodal que se calcula que tendría un impacto de 68.000 millones de euros a la economía española, según datos de Ferrmed. De hecho, el tramo que precisa de obras más urgentes es la zona de Castellbisbal a Martorell y Tarragona, que necesita un tercer carril así como el ancho de vía.
La otra gran víctima son los accesos viarios y ferroviarios al Puerto de Barcelona, que se retrasan constantemente pese a las promesas del Ministerio de Fomento de licitarlas. También quedó en el "cajón" del Ministerio de Fomento el Plan Cercanías, que pretendía desarrollar uno de los ejes principales de conexión y movilidad son las Cercanías catalanas (Rodalies). Estas necesitarían el soterramiento de la línea de Vilanova e instalar un intercambiador en la Torrassa que permitiría añadir frecuencias y mejorar la salida y entrada de trenes (muy congestionada actualmente por la falta de túneles en el centro de Barcelona). Por último, culminar el proyecto del cuarto cinturón sería otro de las propuestas que la Cambra pide que regrese a la agenda política para estas elecciones.
Valls también reclamó la "deuda histórica con Cataluña", en relación a la disposición tercera del Estatut, que ascendería a 4.000 millones de euros.
Propuestas para hacerlo efectivo
En tiempos de crisis y con un historial de infraestructuras deficitarias y ruinosas, el presidente de la Cambra, Miquel Valls, alude que uno de los motivos por el que la inversión en infraestructuras no figura entre las grandes promesas electorales es por "la mala prensa". Pero para devolverlas a la actualidad, la Cambra propone que para tirar adelante estos proyectos "haya una demanda contrastada y la metodología pública esté basada en el coste beneficio", es decir, que las infraestructuras respondan a una necesidad y sean rentables socialmente (y económicamente en su mayor medida).
Para financiar, la Cambra pone sobre la mesa la recuperación de inversiones público-privadas, donde se instalen esquemas de pago por disponibilidad o por uso. Esto comportaría un nuevo modelo de peajes en Cataluña y España, donde se aplicarían tasas por uso y contaminación para ayudar en la gestión del tráfico.
Por último, otra de las propuestas es la creación de oficinas que coordinen y supervisen las inversiones en el Corredor Mediterraneo, el Puerto de Barcelona, las Cercanías o el cuarto cinturón, al estilo de la lanzadera del Aeropuerto.
Fuga de empresas
La Cambra de Comerç también se pronunció sobre los últimos datos acaecidos en el mapa empresarial catalán con la desaparición de muchas compañías que normalmente cogen el puente aéreo a Madrid. Valls lo vinculó a la "alta fiscalidad" que hay, sobre todo porqué en Cataluña "muchas empresas son familiares y el impuesto de sucesiones y donaciones es un problema".