Y Artur Mas se quitó la corbata. Tras colocar al frente de su candidatura a un ex militante de ICV, Raül Romeva, a una de ERC, Carme Forcadell, y a otra del PSUC, Muriel Casals, ayer el president decidió ofrecer un cambio de imagen equivalente a su metamorfosis ideológica. Voluntariamente, Mas se parece cada día más al republicano Oriol Junqueras al que amenaza con adelantar por la izquierda con sus mensajes progresistas.
De esta guisa y en un horizonte cargado de nubarrones, Mas presentó la lista independentista por la que tanto ha luchado y que debe servirle para ser reelegido por tercera vez como presidente de la Generalitat. Bajo el nombre Juntos por el Sí (Junts pel Sí), esta lista plantea la ruptura con el marco legal español y la desconexión de Cataluña de España en el plazo de entre seis y nueve meses. Tras esta fase, los cinco primeros candidatos de la lista se han comprometido a celebrar nuevas elecciones, por lo que, según este acuerdo, el mandato de Mas está limitado en el tiempo.
Durante la presentación, el orden de intervención fue inverso al de la lista. Primero Junqueras, luego Mas, Casals, Forcadell y, finalmente, Romeva, que fue el encargado de presentar el ideario de un candidatura claramente de izquierdas. Los candidatos no confirmaron que el entrenador del Bayern de Munich, PepGuardiola cerrará la lista tal como había avanzado CDC por la mañana. Además de Guardiola, la lista también ha logrado el apoyo del presidente del Barça, Josep María Bartomeu, reelegido el domingo.
Unas horas antes, entró en escena la otra gran coalición que pugnará por presidir la Generalitat el 27S. ICV-EUiA y Podemos oficializaron su acuerdo para ir juntos e intentar reeditar el éxito que cosechó Colau con Barcelona en Comú.
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, fue el principal protagonista de la presentación de Podemos-Cataluña sí se puede (Podem-Catalunya sí que es pot) donde exigió poder decidir sobre todas las cosas y no solo el territorio. En su concepción sobre soberanía nacional, Iglesias aseguró que ser "soberano" también es poder decidir sobre "hospitales y educación" y calificó el territorio catalán como "sujeto político". Aunque se comprometió a "respetar" lo que decidan los catalanes democráticamente, una hipotética declaración unilateral de independencia no entraría dentro de sus parámetros democráticos si él fuese presidente del Gobierno. Iglesias justificó que no sería él quién decidiría "qué hacer sino los tribunales que aplicarían justicia".