Cuerpo a tierra que vienen los nuestros. Eso es lo que debió pensar el lunes el presidente de la Generalitat, Artur Mas, cuando escuchó de boca de Jordi Pujol Ferrusola que le consideraba "muy, muy amigo mío" y que sabía "que lo tengo ahí" para cuando lo necesite. De hecho, en su intervención en el Parlament, llegó a calificar esa amistad de "íntima" algo que el propio Mas había negado quince días antes también en sede parlamentaria.
Aunque Mas intenta evitarlo, su amistad con Pujol Ferrusola, con el conseller Felip Puig y con el exsenador Lluis Badía son un lastre para su futuro político.
Badía, un perfil muy polémico
Badía entró a formar parte del partido en 1989, cuando CiU presentó una moción de censura al alcalde de Tarragona, el socialista Josep Maria Recasens. Badía era entonces concejal electo por el Centro Democrático y Social, el partido del expresidente Adolfo Suárez, y su voto fue decisivo para que el convergente Joan Miquel Nadal alcanzase la alcaldía. Desde entonces, Badía formó parte del equipo municipal y en 1995 fue nombrado tercer teniente de alcalde.
Dos años antes, en 1993, compró por 360.000 euros una finca que luego vendió por 4,4 millones a los promotores del plan urbanístico Terras Cavades, un precio que multiplicaba por veinte el precio pagado a otros propietarios. En 1996 fue nombrado presidente del Puerto de Tarragona por CiU y en 2001 adjudicó a una firma participada por los impulsores de Terres Cavades el Centro de Negocios del Puerto de Tarragona. Cuando el fiscal quiso imputarlo en 2005, Badía se libró por ser aforado ya que en 2004 fue elegido senador por Tarragona.