Cataluña

Grecia, los políticos y la manipulación de los pueblos

Juan Carlos Giménez-Salinas, Abogado

El poderoso siempre gana e impone su ley al débil que depende de él. Solamente existen dos posibles excepciones a esta ley, la primera que el débil sea un hábil negociador y además consiga poner de su parte a un gran número de personas que por su calidad y personalidad puedan debilitar los argumentos y potencia del fuerte y la segunda, que el débil se halle dispuesto a morir en la lucha. La negociación contando con grandes apoyos o la revolución.

Si hablamos de Grecia, parece que los recién estrenados gobernantes no están dispuestos a morir por la causa ni a conducir a su pueblo hacia la revolución, cosa de la que nos congratulamos. Al parecer tampoco poseen grandes apoyos internacionales en defensa de sus tesis y se encuentran ante un elevado muro que por el momento no pueden franquear.

Animar a un pueblo a la desobediencia y rebeldía hacia el poderoso es el método más fácil para conseguir el poder pero es muy difícil mantenerse en este poder si no pueden cumplirse las expectativas generadas.

En las próximas semanas comprobaremos si el nuevo gobierno griego posee la autoridad y habilidad negociadora suficientes o bien se trata de unos políticos al uso que han engañado a su pueblo y para conseguir el poder, han prometido aquello que no se hallaban en disposición de cumplir o bien no se han atrevido a poner en práctica, como es la rebeldía total.

En estas semanas la propaganda ortodoxa europea nos ha vendido la idea de que Grecia se halla muy atrasada administrativamente, que poca gente paga impuestos y quien los paga lo lleva a cabo en cuantías reducidas que no permiten sostener un estado moderno. Estos argumentos también pueden utilizarse en favor de disminuir su deuda mediante una quita ya que si los asumimos comprenderemos que jamás podrán pagarla. Pero todos sabemos que una quita en un balance es una pérdida real y en un aplazamiento el crédito está vivo y en el activo.

En el mundo financiero que vivimos, los estados y los bancos prefieren deudas incobrables pero vivas que amortizarlas y admitir la realidad aflorando las perdidas. En el mundo de las finanzas todo es apariencia y existen muchas realidades diferentes a la hora de interpretar las cifras. Y siempre volvemos a los aforismos de nuestros literatos, en este caso el almibarado Campoamor, cuando en uno de sus versos dice: Nada es verdad, ni es mentira, todo es del color del cristal con el que se mira.

En otro orden de cosas y con el fin de intentar ser objetivo, quiero decir aquí que en su momento, publiqué unas líneas en este medio criticando duramente al Sindic de Greuges, el Defensor del Pueblo en Cataluña y hoy debo decir que en su reciente balance de su actividad, ha conseguido credibilidad al atacar toda institución pública o social que ha considerado perniciosa para la sociedad con un lenguaje claro que no deja lugar a dudas.

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