Cataluña

Convivencia religiosa

Juan Carlos Giménez-Salinas, Abogado

Tenemos la suerte de comprobar como en Francia, país que hace muchos años acoge a la población musulmana y ha podido probar muchas teorías, sigue teniendo problemas y las posibles soluciones nunca son sencillas.

El terrorífico asesinato masivo de franceses por parte de terroristas yihadistas y del Estado Islámico nos obliga a meditar sobre cual debe ser la norma de convivencia que debe imperar en España cuando se trata de que convivan grupos de personas de diferentes países pero que comulgan con una única religión, el islam o el cristianismo. España va muy por detrás de la experiencia francesa en cuanto a modelos de convivencia y experiencias de integración junto con respeto propio. Pero vemos que, de dia en dia, la población que tiene al islam como norma, incrementa su número y éste llegará a ser muy importante. En unas primeras épocas, los habitantes autóctonos decían que todas las personas que decidieran vivir en un país debían integrarse en aquel de un modo total, convertirse en autóctonos en la siguiente generación. Se ha podido comprobar con el paso del tiempo que esta integración es posible en todo menos en lo que se refiere a la religión, prevaleciendo ésta por encima de otras normas. España, junto con otros países de Europa, se halla experimentando una transformación al cohabitar modos de vivir, costumbres y moral muy distintas en su propio territorio, dependiendo de la religión propia de los individuos. Observamos que nuestra cultura, producto de una evolución continuada de siglos, es cuestionada por otras personas que se rigen por normas diferentes a las nuestras y no acabamos de comprender porqué no podemos imponer nuestra ética, cuando nos encontramos en nuestros países y es el foráneo el que la cuestiona.

En Cataluña tenemos poblaciones cuyo peso demográfico del musulman sobre el autóctono es muy importante y en cambio, la convivencia entre las diferentes personas que las integran son muy correctas.

Es indudable que las características de las diferentes sociedades religiosas son muy diferentes, pero son similares aún cuando no lo parezca. En definitiva se trata de personas, individuos, unos que respetan las normas y a los colectivos y otros que pretenden incumplirlas o que las incumplen directamente. Se trata de personas civilizadas, correctas, respetuosas y de buena fe de cualquier religión o bien de delincuentes que pretenden aprovecharse de las circunstancias para vivir sin trabajar. Hay personas que matan en nombre de una religión extraña a ellos mismos y cometen toda suerte de delitos para desestabilizar aquella sociedad en la que viven o bien obedecer a quienes les instruyen y financian, sean quienes sean, financiadores que algo tienen que ganar cuando actúan de este modo.

Empezaremos a mejorar la convivencia cuando en la escuela pública mejorada integremos a todos los niños que viven aquí, pero niños de todas las economías y de todas las religiones, cuando crezcan respetándose entre ellos y respetando la diversidad que imperará en nuestro país dentro de muy pocos años. Pero nuestros niños autóctonos de clase media y alta deben integrarse también ya que de otro modo crecerán creyéndose de una clase superior.

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