Cataluña

Cómo hacer negocios con taiwaneses

Pep García, socio fundador y director general de Maxchief Europe

Unir los puntos fuertes de Asia y de Europa dentro de una misma organización para crear un producto y unas marcas que funcionen a nivel global. Esta es la estrategia de las sociedades que en su capital cuentan con una participación española y taiwanesa. En la última década las empresas españolas pensaban en Asia en general y en China y Taiwán en particular como sitios donde producir a bajo coste.

Un enfoque que empezaba a estar ya demasiado explotado, ya que en estos países orientales habían muchas empresas con un potencial de fabricación impresionante. Algunas con tecnologías, conocimientos técnicos y capacidad de desarrollo de productos muy relevantes. En definitiva, en Asia ofrecen un gran potencial, calidad de producción y una fuerte capacidad financiera. Pero su punto débil es el marketing, la comercialización y el diseño. Y en Europa justamente abunda el talento en cuanto a profesionales de la exportación, abogados de patentes, diseñadores industriales o diseñadores gráficos. En este momento surge una gran oportunidad para unir estos dos mundos y crear marcas globales fruto de la unión de las capacidades y habilidades de la cultura empresarial europea y asiática.

Las empresas globales operan de forma plenamente integrada. Los taiwaneses disponen de una capacidad de gestión de un equipo directivo con formación internacional, experimentados en obtener una alta productividad en fábricas las cuales están equipadas para la producción masiva con sistemas de última generación. En Europa, los profesionales contribuyen con el marketing, la creatividad, el diseño, la comercialización y el servicio.

Una compañía global apuesta por la globalización de sus productos como parte de su estrategia principal de negocio desde su inicio. En este sentido, es importante diferenciar entre globalización e internacionalización. Se internacionaliza aquello que es nacional, mientras que el concepto de globalización implica salir al mercado con las fábricas en un punto del mundo, un marketing global desarrollado desde otra área geográfica y con la idea de que el mercado es el globo entero.

Las culturas asiática y europea son diferentes pero complementarias: en Europa somos más impacientes, cortoplacistas y orientados a resultados, mientras que en Asia se valoran más los compromisos progresivos y el ganarse una confianza mutua paso a paso. En este sentido, es muy curioso lo que está ocurriendo; los europeos pensamos cada vez más como fabricantes orientales mientras que los taiwaneses piensan cada vez más como los europeos.

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