
Miguel Torres Maczessek es hijo de Miguel Agustín Torres, el actual presidente de Bodegas Torres. Desde hace dos años, es el director general de unos de los tres grupos viticultores más importantes de Cataluña y uno de los más conocidos fuera de nuestras fronteras, gracias a que desde hace décadas la familia Torres apostó por la internacionalización. Aunque manda mucho, la figura del presidente sigue siendo alargada, algo recurrente en las empresas familiares catalanas.
Usted es miembro de la quinta generación de los Torres, pero la cuarta sigue en activo. ¿Cómo se reparte las funciones con su padre?
Digamos que los directores de negocio me reportan a mí y yo le reporto a él. Además, el servicio de auditoría interna le reporta directamente a él.
¿Usted forma parte del consejo de administración? ¿La quinta generación ya tiene alguna acción?
No, ninguna. Los socios son mi padre, mi tío Juan María y mi tía Marimar. Ellos tienen las acciones.
Pero no es un reparto a tercios, ¿no?
No. Mi padre tiene una participación mayor, porque en su día compró acciones a grupos minoritarios.
Su tía Marimar tienen una bodega en EEUU, que no forma parte del grupo, ¿no es así?
Es una empresa suya. Compartimos cosas, pero no está dentro del grupo. Pero, por ejemplo, ahora su hija Cristina está trabajando en nuestra distribuidora en Reino Unido.
Quiero preguntarle por las ventas y la internacionalización del grupo, una de las obsesiones de la familia Torres, pero es complejo, porque ustedes tienen bodegas fuera y distribuidoras internacionales. ¿Me puede hacer una explicación esquemática?
Mire, el grupo facturó el año pasado 230 millones de euros. De esta cifra, 170 millones corresponde a Torres España, que incluye todo lo que exportamos desde España, que es un 70% de esa cifra. Luego, las empresas de mayor peso son nuestra importadora en China, que facturó 25,3 millones, y nuestra bodega en Chile, que vendió por valor de 22 millones. El resto lo generan nuestras distribuidoras o participadas en cada país. Si hablamos de empleo, el grupo emplea a 1.300 personas, de las que en la sede central hay unas 400 personas y en China 300. En ese país ya nos hemos convertido en la segunda importadora de vinos.
¿Qué rentabilidad produce el negocio?
Digamos que entre el 11 y el 14%. El año pasado fue un 12% y nuestro objetivo deseado es llegar al 20%.
Una rentabilidad atractiva para seguir creciendo. ¿Han pensado en salir a bolsa?
Lo descartamos rotundamente. Las empresas que cotizan buscan rentabilidad a corto plazo y eso sólo se logra reduciendo costes y si precisamente algo no caracteriza al negocio del vino es el corto plazo y el recorte de costes. Algunas compañías del sector han salido a cotizar y en sólo dos años sus vinos han perdido calidad.
¿Cuál es su mercado más rentable?
Nuestro producto más rentable es el brandy, ya que supone un 25% de la facturación y un 50% del beneficio. Y el principal mercado de nuestro brandy es México, donde exportamos más de un millón de cajas al año.
¿Cuál es la capacidad de inversión anual de Bodegas Torres?
Invertimos entre 14 millones y 20 millones de euros al año. Durante la crisis, quizá algo menos, pero ahora ya estamos viendo la luz y afrontamos nuevos proyectos.
¿Qué inversiones tiene en marcha?
En marcha tenemos el nuevo proyecto para elaborar nuestro primer cava. Hemos invertido en él 2,5 millones y pensábamos comercializarlo esta Navidad, pero los enólogos nos han recomendado retrasarlo un año. Queremos hacer un producto de muy alta gama.
¿Y nuevos proyectos?
Tenemos dos proyectos relacionados con el cambio climático, uno en España y otro en Chile. La temperatura media está subiendo y las viñas deben desplazarse a mayor altura para evitar el calor. Por eso hemos comprado 200 hectáreas en Tremp (en los Pirineos en Lleida) y ahora hemos decidido construir ya una nueva bodega, que supondrá invertir unos cuatro millones.
¿Y en Chile?
Allí también hemos comprado otras 220 hectáreas en un zona más hacia el sur. Es el mismo caso que aquí. Lo hacemos para preparar la empresa para las nuevas generaciones. Torres está en quinta generación y las primeras siempre han pensado en las siguientes, porque tenemos vocación de continuidad.
En cuanto a productos, ¿han pensado en diversificar?
El objetivo es recuperar algunas variedades históricas del Penedès y elaborar vinos singulares, que nos aporten más valor.
El sindicato Manos Limpias ha anunciado que se presentará como acusación popular contra Bodegas Torres por la denuncia promovida por su antiguo distribuidor en Bolivia, San Jorge, por fraude fiscal y desviación de las ayudas europeas. ¿Qué están haciendo al respecto?
Este asunto lo está llevando nuestro departamento jurídico y concierne a un antiguo distribuidor, con el que terminamos la relación comercial y que acumulaba una deuda con nosotros por valor de unos 600.000 euros.