La cercanía política y casi familiar entre el presidente de la Generalitat, Artur Mas, y el expresidente Jordi Pujol es tan grande que ambos pactaron el lunes por la tarde la salida a la mayor crisis política que ha vivido Cataluña desde la Transición.
Ayer, en comparecencia pública, un muy afectado Mas aseguró sentir "pena y compasión" por el que considera su "padre político" y, aunque no justificó su comportamiento, defendió que la historia de Cataluña reconocerá su papel más allá de las sombras que se han hecho públicas ahora.
Según algunas fuentes, el encuentro tuvo lugar en la residencia particular de Mas, para de esa forma evitar a Pujol, de 84 años de edad, el mal trago de tener que esquivar a los medios de comunicación. Según el president, su actitud fue de plena colaboración y renunció voluntariamente a todos su cargos políticos y a todos los honores y ventajas que por ley corresponde a los expresidentes de la Generalitat. "Me dijo que él ya nunca irá más a un reunión del partido", explicó Mas.
En su calidad de fundador, Pujol era presidente de honor de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y de la federación Convergència i Unió (CiU). Mas no se refirió a si dejaría la militancia del partido, por lo que se presupone que mantendrá el carnet.
En cuanto a las prerrogativas que Pujol tenía como expresidente de la Generalitat, renuncia a un sueldo anual vitalicio de 82.000 euros, una oficina en pleno Paseo de Gracia de Barcelona (junto a la Casa Batllo), al personal asistente de esta oficina (unas tres personas) y al coche oficial (un Audi A6). Ayer el portavoz de la Generalitat, Francesc Homs, no fijó una fecha para que la oficina se desmonte. "Es algo que no se puede hacer en 24 horas", afirmó. Tampoco se refirió al destino de la medalla de Sant Jordi que el president José Montilla otorgó a Jordi Pujol y que ahora podría devolver.
Por el contrario, quien tuvo muy claro qué va hacer fue el alcalde de Barcelona, el convergente Xavier Trias, que anunció que se le retirará a Jordi Pujol la medalla de honor de la ciudad y que lo mejor que podría hacer ahora el expresidente sería "desaparecer". De igual modo, el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, aseguró que "para muchos catalanes Pujol ya no es honorable", tratamiento que también podría perder. A este respecto, Mas aseguró que "él ha sido president y eso no puede dejar de serlo".
Exilio en Alemania
Tampoco quiso Mas pronunciarse sobre la posible comparecencia de Pujol en sede parlamentaria y aseguró que asumiría lo que diga la mayoría del Parlament. Todavía no sabía que ERC había cambiado de opinión y se había sumado a la petición de que comparezca.
De igual modo, el president omitió cualquier referencia al próximo destino de Pujol, aunque en algunas círculo se especula con un exilio en Alemania, ya que domina este idioma.
La renuncia de Pujol ha evitado a Mas tener que retirarle los honores como expresidente y de cara a la reunión que hoy mantendrá con Mariano Rajoy en Moncloa le permite soltar lastre y tener un mayor margen de negociación.