El presidente de Banco Sabadell, Josep Oliu, se mojó ayer en el debate soberanista que está viviendo Cataluña. Muy escuetamente, pero con firmeza, aseguró que "la consulta [sobre la independencia] no forma parte de nuestros escenarios económicos".
Y es que el presidente del segundo banco catalán considera que la crisis financiera ya se ha acabado y ha llegado el momento de aprovechar la recuperación económica para lograr la rentabilidad que la entidad tenía antes de 2007. Cualquier factor de inestabilidad política supondría un nuevo obstáculo para conseguir ese objetivo.
Oliu presentó ayer los resultados correspondientes al ejercicio 2013 como los primeros de la etapa de recuperación. Tras seis años de penurias, la entidad cerró con un beneficio de 247 millones de euros, cifra que casi triplica los 81 millones de 2012. Es cierto que este incremento se fundamentó en el aumento de los resultados de las operaciones financieras realizadas con el dinero barato que presta el Banco Central Europeo (BCE) para comprar deuda pública estatal (carry trade) y en un reducción de las dotaciones, pero el consejero delegado del banco, Jaume Guardiola, asegura que "en el segundo semestre del año hemos detectado ya una mejorar del margen de intereses, lo que nos avanza la recuperación que esperamos para 2014". En cifras, el banco ingresó 1.547 millones por operaciones financieras, dotó 700 millones menos y el margen de intereses anual retrocedió un 2,9 por ciento, cifra que ya incluye la totalidad de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) y algunos meses de los ejercicios de Caixa Penedès, Lloyds España y Banco Gallego (las tres entidades integradas el año pasado por Banco Sabadell).
A cierre de 2013, el Sabadell contaba con una cartera de deuda española de 15.600 millones, 1.400 millones más que a cierre de 2012, pero 3.100 millones menos que en junio de 2013. En cuanto a la financiación de BCE, esta ha pasado de 23.650 millones a sólo 8.800 millones.
Para 2014, la entidad espera la mejora definitiva del margen de intereses, ya que "el pasivo que captamos caro para garantizarnos la liquidez en el proceso de compra de la CAM empieza a vencer y eso supondrá un abaratamiento de nuestros costes", señaló Oliu. En cuanto al crédito, el consejero delegado anunció un aumento previsto del 20 por ciento para pymes, pero admitió que la cartera global caerá "otro 2 por ciento por la reducción de la cartera hipotecaria".
Otro síntoma positivo previsto por Oliu para este año es la reducción de la morosidad. "Pensamos que las entradas de morosidad se estabilizarán y el porcentaje empezará a reducirse". Por el momento, lo que está haciendo el banco es vender todos los activos posibles a través de sus inmobiliaria Solvia. El año pasado se deshizo de 18.501 inmuebles, lo que le supuso unos ingresos de 3.120 millones. Sin embargo, estas operaciones no suponen plusvalías para la entidad, ya que las ventas se han realizado con un descuento medio del 48 por ciento sobre el precio de adjudicación. La entidad tiene esos activos dotados en un 44,5 por ciento, por lo que las ventas, salvo excepciones, siguen produciendo minusvalías.
Lenta internacionalización
Tras la salida de la crisis, Oliu fía el futuro del banco al cumplimento de un nuevo plan estratégico denominado Triple, cuyo punto clave es triplicar la rentabilidad de la entidad hasta situarla en el 10 por ciento sobre sus recursos propios (ROE).
El segundo punto clave del plan es "sentar las bases para la internacionalización del grupo". Oliu aseguró que el grupo mantendrá sus posiciones en Estados Unidos y que en México se está creando una cartera de créditos para que la marca del Sabadell empiece a conocerse, pero "lo que no vamos a hacer ahora es destinar un capital que hemos conseguido a un coste caro a comprar entidades fuera". Su intención es que la mejora de la rentabilidad eleve la cotización del banco y eso permita realizar operaciones por canje de acciones.
