El Mercado Alternativo de Renta Fija, MARF, nace en un momento de mercado favorable aunque su éxito puede que no ocurra de forma inmediata.
El mercado de capitales español necesitaba satisfacer las necesidades de las empresas medianas. Por el lado de los fondos propios se creó el Mercado Alternativo Bursátil, MABy ahora ha llegado la hora a los recursos ajenos o instrumentos de deuda. En el actual contexto económico donde la deuda es un bien escaso, y las entidades financieras se están concentrando a la vez que reconsiderando sus exposiciones en determinados clientes, facilitar la entrada de inversores que adquieran títulos de renta fija para financiar proyectos empresariales es sin duda una gran noticia para la economía Española. Si bien el reto que hoy se presenta para que el MARFtriunfe es ambicioso: el regulador, las empresas emisoras y los inversores, así como los asesores deberán no fallar en el cumplimiento de objetivos para que sea un éxito.
Para las empresas emisoras, el MARF supone un nuevo instrumento en su catálogo de alternativas de financiación. La derivada más inmediata es que el peso de las entidades como cuasi únicos proveedores de financiación a las empresas puede verse reducido; la segunda es que se consigue desintermediar la transmisión de los fondos entre inversores y emisores, acercándonos así al modelo americano y otros países europeos, y la tercera derivada es que facilita a las empresas diversificar sus proveedores de financiación con todas las ventajas que esto supone. Existe otro efecto colateral: ayuda a las empresas medianas a la familiarización y uso del mercado de capitales. En España el mercado de capitales es un ámbito usado por una minoría de empresas si se compara con otros países. La creación del MARF debería impulsar el acceso de empresas de tamaño mediano al mismo.
Los objetivos no están ausentes de retos. El primero es el binomio rentabilidad-coste para las empresas e inversores. Para abordar este tema se tendría que clasificar el mapa empresarial en dos grupos: las empresas con bajo apalancamiento y las que tienen niveles elevados de deuda. Para el primer grupo la suscripción de un préstamo bancario tendrá probablemente un coste inferior a la emisión de títulos de renta fija siendo las entidades financieras para este tipo de empresas más competitivas. En cualquier caso, las empresas poco endeudadas pueden elegir acceder al MARF con el objetivo de diversificar sus proveedores de deuda. El reto es que estas empresas decidan acudir a los inversores de renta fija pensando en las ventajas que puede aportar reducirla dependencia en pocos bancos a pesar que el coste sea superior (asumiendo entonces que la rentabilidad exigida al proyecto financiado tendrá que ser mayor). Para el segundo grupo la casuística es distinta. Las empresas con niveles de endeudamiento alto pueden o no tener acceso a la financiación bancaria o tenerlo a un coste más elevado; para este grupo pues la emisión de títulos de renta fija puede resultar más atractiva porque quizás es la única alternativa disponible. En estos casos los bonistas exigirán una rentabilidad mayor por el elevado componente de riesgo. Este escenario parece ser el que tiene más probabilidades de suceder, si bien el reto es que el MARF no se articule exclusivamente como un mercado para high yield. Si esto sucediera, se correría el riesgo de no explotar el potencial del mercado en su globalidad.
Otra perspectiva que hay que incorporar en el análisis es la flexibilidad que por definición otorga el instrumento. En las emisiones en mercado de capitales la creatividad en el diseño del instrumento es mayor que en la suscripción de productos de entidades bancarias. El MARF proporciona a las compañías una herramienta para estructurar emisiones "a medida", con un calendario de vencimientos, plazo y esquema de garantías diseñadas entorno al proyecto a financiar. Estas estructuras menos habituales en emisores medianos, que probablemente tendrían dificultades en un comité de riesgos clásico de la banca, pueden encontrar una cabida en el MARFy sus inversores, más acostumbrados a analizar este tipo de inversiones. Ejemplos de estas emisiones podrían ser los "Projectbonds" en que medianas empresas diseñar financiaciones ajustadas a los retornos de sus proyectos energéticos, concesiones etc.; y la titulación de activos como pagarés o derechos de cobro, actualmente solo accesibles para la gran empresa. El reto es que los emisores diseñen trajes definanciación a medida para sus proyectos y las emisiones de renta fija se lleven a cabo en unos términos que disten de lo habitual en los préstamos bancarios.
El siguiente ángulo a considerar es el mundo del inversor. Se debería tener presente que los inversores suscribirán las emisiones de renta fija, principalmente, si son instrumentos líquidos, emitidos por empresas que sean transparentes, destinado a financiar proyectos rentables, que estén bien explicados y ofrezcan seguridad en el cobro del cupón y recuperación del principal. Los instrumentos de renta fija siempre son atractivos para fondos de inversión, family offices e inversores independientes.
El nuevo instrumento aporta nuevas posibilidades para gestionar y estructurar carteras a aquellos inversores que no puedan acudir a las emisiones de las grandes compañías porque no llegan al tamaño mínimo de ticket deinversión exigido o porque buscan una menor complejidad de análisis del emisor (estructura societaria menos compleja y unos esquemas de garantías /prelación de deudores más simples). El reto será que las empresas emisoras realicen emisiones que cumplan con las expectativas de los inversores y no fracasen en la generación de rentabilidad.
Para finalizar merece la pena reflexionar sobre el reto del regulador y para ello hay que abordar el tema de la transparencia. El mercado de deuda y muy especialmente en el segmento de compañías medianas, ha sido tradicionalmente opaco en cuanto a términos (plazos, márgenes, coste, covenants, etc.).
El regulador deberá velar por la correcta publicación y explicación del proyecto a financiar y por el cumplimiento de la transparencia una vez el instrumento cotice, esto es clave para el correcto funcionamiento del mercado. Así todas las partes se beneficiarán de una mayor transparencia en los términos de las operaciones y, lo más relevante, transmitirá confianza y seguridad a los inversores. Adicionalmente gracias al MARF se podrá monitorizar el momento inversor y establecer benchmarks de los términos y covenants más fiables a la hora de diseñar operaciones y de testear el mercado.
Compañías, inversores y el resto de agentes del MARF tenemos al alcance una herramienta con una elevada potencialidad para crear valor, si bien no está ausente de retos que debemos tener en cuenta y superar. En este sentido, las partes implicadas debemos darle una cálida bienvenida y velar para que la iniciativa sea un éxito.