La introducción de más competidores en el sector del juego, como es el caso del nuevo sorteo de la Grossa de Cap d' Any que ha puesto a la venta este año la Generalitat de Cataluña, se lleva una parte del pastel de las administraciones de la Lotería Nacional y de la Organización Nacional de Ciegos Españoles (Once).
"La Grossa de Cap d' Any, como cualquier otro juego nuevo, tiene un impacto que se traduce en la diversificación del gasto por parte de los ciudadanos", afirma Jordi García Valdés, administrador de Lotería Valdés de Barcelona. Con este argumento coincide también Xavier Grau, delegado territorial de la Once en Cataluña, que destaca que la aparición de nuevos operadores junto con la crisis económica con lleva una caída de las ventas.
Concretamente, Grau estima que en Cataluña este año las ventas experimenten un descenso del 7 por ciento aproximadamente, una tendencia que desde hace cuatro años afecta al sector del juego, que a nivel nacional ha bajado un 20 por ciento.
Nuevo operador
A pesar de no tener todavía contabilizado el impacto que ha supuesto el lanzamiento de la Grossa en los resultados de la Once, Grau reconoce que, como cualquier otro nuevo juego, "se lleva una parte del pastel". El aumento de juegos en Internet como los casinos online y los juegos de apuestas, así como la implantación de un nuevo impuesto que grava con un 20 por ciento los premios superiores a 2.500 euros, afectan a los operadores, según apunta Grau.
La nueva lotería catalana, de la que la Generalitat confía vender la totalidad de los 30 millones de euros que ha puesto a la venta (actualmente lleva más de 22 millones vendidos), se trata de un juego pasivo, que tal y como concreta Grau "tiene mucho éxito en el territorio". Es el mismo tipo de juego por el que la Once también apuesta con el sorteo extraordinario del próximo 1 de enero, que ha autorizado el Gobierno y que tendrá una emisión máxima de 90 millones. En este sentido, el administrador de Lotería Valdés precisa que, en su administración, la Grossa tiene un efecto mínimo, ya que se trata de un juego de venta de décimos que no compite directamente con los juegos activos como la Primitiva o la Bonoloto. Sin embargo, reconoce que su lanzamiento ha perjudicado el arranque de las ventas en octubre de la Lotería Nacional.
Por el contrario, Teo Baró, gerente de la administración catalana Gato Negro, afirma que no está notando una bajada de las ventas. "Seguimos en la misma línea de ventas que en los últimos años, que ha descendido debido a la crisis", añade. Los operadores consultados por elEconomista admiten que el nuevo sorteo catalán ha despertado la atención por ser una novedad, pero no puede competir a día de hoy con la Lotería Nacional, muy arraigada.