El presidente de Ciutadans, Albert Rivera, aboga por reformar la ley de financiación autonómica. El político catalán sopesa concurrir a las europeas y a las generales: algún día estaremos en las Cortes.
Con la claridad expositiva y la firmeza que sólo nacen de los discursos más meditados y mejor edificados, el presidente de Ciutadans, Albert Rivera, congregó una multitudinaria asistencia ayer en El Ágora de El Economista, una conferencia patrocinada por Ernst&Young y coordinada por GestionPress.
Rivera, que estudia si concurrir a las próximas elecciones europeas y a las generales, criticó duramente la aventura soberanista del presidente de la Generalitat, Artur Mas, a quien definió como "un cadáver político". El líder de C's manifestó su rechazo a la reforma del Estado en nombre de "aquellos que nunca van a estar contentos".
Duras críticas
"No se puede poner patas arriba un modelo porque Artur Mas esté en apuros", sentenció, en clara alusión a la escalada que la tentativa independentista ha experimentado ante los problemas económicos del Govern, y en implícita referencia a en qué medida puede templar éste su discurso si consigue algún tipo de contrapartida o cesión del jefe del Ejecutivo central, Mariano Rajoy. Además, Rivera recalcó que a nadie debe sorprenderle que haya unos 500.000 independentistas en Cataluña, pero que un Gobierno central no puede cambiar la política por ese colectivo. "Mas nos lleva a las rocas", dijo Rivera, "y lo malo es que en el barco vamos todos".
Según el joven político, tanto Mas como Rajoy lanzan la pelota hacia adelante para ganar tiempo, incluso un par de años, en un toma y daca inspirado por el interés en serenar sus apuros. Algo que lamentó, máxime cuando, a su juicio, también el independentismo se ha utilizado para desviar la vista de la corrupción.
Para Albert Rivera, lo importante es la satisfacción de la mayoría de los ciudadanos españoles. En consecuencia, propone una reforma de la financiación autonómica, pero nunca de la mano de una amenaza de secesión.
Rehacer el sueño español
En esta tarea, el líder de Ciutadans identifica el obstáculo de que Rajoy teme chocar con sus barones y acostumbra a "dejar los problemas sobre la mesa". En este sentido, Rivera rechazó el "autismo político". Es una actitud que "no vale", dijo, al igual que "no vale salir por el parking del Senado, ni valen los plasmas". Apuesta por "la voluntad y el coraje" y por "rehacer el sueño español", porque "no sirve que tu país esté en decadencia, ni dejar los papeles encima de la mesa, no sirve fumarse un puro".
Rubalcaba, con pies de barro
También lanzó dardos a la oposición, al calificar al socialista Alfredo Pérez Rubalcaba como un líder "con los pies de barro", que, a su juicio, no entiende lo que dice cuando habla del federalismo, un "eslogan vacío" porque España "ya es un Estado federal". Y si ahora "no hay café para nadie", razonó Rivera, es porque "el café para todos molesta a quien lo quiere sólo para él". Citó además lo "insolidario" que le parece el sistema de cupo vasco y navarro, que resulta, dice, incomprensible fuera de nuestras fronteras. "Yo lo suprimiría", zanjó.
Rivera, que califica de "inmoral" la intención de levantar fronteras, ensalzó que una comunidad autónoma quiera para sí las mejores infraestructuras, pero puntualizó que esas obras que crean riqueza lo hacen para todo el Estado, como el corredor mediterráneo.
En consecuencia, abogó no por una inversión en infraestructuras con criterios de cuota o de PIB, sino de necesidad. Y rechazó de plano el argumento "España nos roba". Una vez más tildó de "inmoral" otro de los argumentos en la base de la aventura independentista y pidió que se expliquen bien las balanzas fiscales autonómicas.
Lamentó también el líder de Ciutadans que el ministro que más opina sobre el asunto catalán sea precisamente el de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, algo que calificó de "desafortunado" y que aprovechó para criticar la política de comunicación del Ejecutivo popular.
Se comprometió Albert Rivera a hacer "lo posible" para que en Cataluña haya "un Gobierno normal" y no "un comité de operaciones como ahora". No en vano, el presidente de C's, citando a Fernando Savater, resumió su espíritu político en la diferenciación entre súbditos y ciudadanos. Los primeros, aclaró, piensan en qué les puede pasar; los segundos, en qué pueden hacer.