Vueling vivió ayer su última junta de accionistas como empresa cotizada. La aerolínea con sede en Barcelona, controlada en un 90,5 por ciento por el grupo IAG, dio luz verde a la exclusión de la negociación de las acciones de la compañía que están en Bolsa.
La medida, que fue aprobada por el 99,6 por ciento del capital, supone que la compañía deje de cotizar, aunque los accionistas que conservan un 9,5 por ciento decidan no vender, según recalcó la empresa. Una vez obtenido el beneplácito de la junta a la opa de exclusión, que se formulará a 9,25 euros por título, la CNMV deberá pronunciarse sobre el precio de la oferta y considerarlo o no equitativo. Precisamente, durante la junta, el precio ofertado por IAG fue motivo de discrepancia por algunos de los accionistas minoritarios, que lo consideraron bajo.
Ante el cambio accionarial que ha vivido la compañía, el presidente de Vueling, Josep Piqué, apuntó que se han abierto "nuevas y prometedoras" expectativas de futuro para la aerolínea, que se ha convertido en la "tercera pata" del grupo IAG, junto a Iberia y British Airways.
Estancamiento de la demanda
Durante su discurso a los accionistas, el consejero delegado de Vueling, Alex Cruz, dijo que la compañía deberá hacer frente a un entorno macroeconómico "difícil", con una "gran debilidad" de la demanda del sur de Europa, con España estancada".