La Generalitat anunció ayer que reabre la ventanilla de las subvenciones que permanecían congeladas desde mayo de 2012 cuando el presidente catalán, Artur Mas, anunció su congelación para intentar lograr el objetivo de déficit de 2012, que estaba fijado en el 1,5 por ciento del PIB.
El anuncio realizado ayer por el conseller de la Presidencia, Francesc Homs, coincidió con el decreto de la Generalitat para adaptar la prórroga presupuestaria vigente del 0,7 al 1,2 por ciento de déficit que el Ministerio de Hacienda ha fijado para el conjunto de las comunidades. Este aumento de cinco décimas, que CiU y el resto de partidos catalanes considera insuficiente, permitirá al Ejecutivo de Mas un incremento del 72 al 86 por ciento del volumen de recursos destinados a bienes y servicios, transferencias corrientes, fondos de contingencia, inversiones reales, transferencias de capital y variación de activos financieros. Los apartados destinados al pago de intereses y amortización de deuda se mantienen prorrogados, mientras que los gastos de personal se seguirán ajustando a las dotaciones presupuestadas el 31 de diciembre de 2012.
De igual manera, la Generalitat está en contacto con el Gobierno central para adaptar el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) al nuevo escenario tras la adaptación provisional del déficit. Cataluña, que ya solicitó 9.000 millones al FLA, incrementará ahora esa petición en función del aumento del déficit que finalmente se pacte con el Gobierno central.
La reapertura de las subvenciones en la Generalitat se hará en paralelo al aumento de impuestos anunciado por el conseller de Economías, Andreu Mas-Colell, que prevé un incremento de Sucesiones y la creación de nuevas tasas.
Prórroga política
Homs admitió ayer que la Generalitat utiliza la prórroga presupuestaria como mecanismo de presión y que la voluntad del Govern es presentar las cuentas. "Pero no lo haremos a cualquier precio", aseguró, por lo que no habrá cuentas si se mantiene el 1,2 por ciento. Para lograr un aumento de esa cifra, el conseller reclamó la unidad de los partidos catalanes, con el fin de presionar al Gobierno central para que flexibilice el déficit. "Debemos entender lo que nos jugamos todos. Estamos en un punto donde conviene estar unidos para flexibilizar el déficit y para que sea lo antes posible", aseguró. El ministro de Hacienda ya ha dejado claro que no acepta el objetivo del 2,1 por ciento que pide la Generalitat y que la cifra jamás será superior al 2 por ciento. Oficiosamente, la propuesta del PP es del 1,8. Sin embargo, el caballo de batalla de Montoro es convencer a los barones del partido de que admitan un déficit asimétrico y superior para Cataluña.