Aunque La Seda de Barcelona parece tener más vidas que un gato, la delicada situación financiera que atraviesa la empresa la ha colocado de nuevo al borde del abismo. La compañía tiene que lograr antes del 28 de febrero un acuerdo con los bancos acreedores para alargar el plazo de pago de un crédito sindicado que asciende a 230 millones de euros. En caso contrario, el actual presidente ejecutivo Carlos Moreira solicitará el concurso de acreedores, lo que, debido a la compleja estructura de La Seda, supondría muy probablemente su liquidación.
La Seda negocia un nuevo aplazamiento del crédito sindicado con la banca desde el pasado septiembre, pero el acuerdo se ha complicado por la aparición del fondo buitre australiano Anchorage Capital Partners, especializado en la compra de empresas en crisis a través de la adquisición de su deuda con descuentos que van del 40 al 60 por ciento del principal.
Anchorage ha invertido casi 40 millones de euros en la compra de deuda de La Seda y se ha hecho con el control del 40 por ciento del crédito sindicado. La última operación ha sido la compra del paquete que tenía la antigua Fortis "con un descuento del 61 por ciento", indican fuentes conocedoras de la operación. Con ese 40 por ciento del préstamo, Anchorage puede bloquear el acuerdo de aplazamiento del sindicado, ya que se requiere el compromiso de un mínimo del 75 por ciento de los acreedores.
La intención del fondo australiano es forzar a la dirección de La Seda a que realice una operación acordeón, con una reducción de capital del 95 por ciento y, posteriormente, realizar una ampliación mediante la capitalización del sindicado. De esta forma, Anchorage se convertiría en el primer accionista de la compañía y se haría con la gestión y los activos del grupo. "Están especializados en convertir deuda barata en acciones, con una rentabilidad que en este tipo de operaciones multiplica por dos o por tres la cantidad invertida", indican las mismas fuentes.
La alternativa de BA Vidro
El primer accionista de BA Vidro (cuyo presidente es el propio Carlos Moreira) ha planteado una alternativa para escapar de las garras del fondo australiano. Su propuesta es realizar un opa sobre el cien por cien de las acciones de La Seda para que los pequeños accionistas que quieran salir abandonen la compañía. La opa se realizaría a un precio muy inferior al del actual valor de las acciones. Posteriormente, BA Vidro cubriría una ampliación de capital de hasta 40 millones que le daría el control mayoritario de La Seda.
Sin embargo, la operación no se puede realizar sin el acuerdo previo con los bancos acreedores y para ello es imprescindible llegar a un acuerdo con Anchorage antes del 28 de febrero, día en que La Seda publica los resultados del ejercicio 2012, año en el que las pérdidas superaran los 85 millones de euros, según fuentes conocedoras de sus finanzas.
La carta ganadora que tiene Moreira es que el crédito sindicado no tiene garantías reales, por lo que la quiebra de La Seda no favorece los intereses de Anchorage. Sin embargo, el fondo australiano podría cambiar esas condiciones si se hace con el 66 por ciento de la deuda y eso es lo que, según algunas fuentes, sigue intentando.