Cataluña

Hacer pan de las piedras

Han transcurridos varios días desde que se produjeron los fuegos artificiales derivados de la posible inversión de un gran complejo lúdico en lugares cercanos a nuestro aeropuerto del Prat en Barcelona y por ello podemos hablar con cierta objetividad.

En primer lugar los mismos comentaristas del momento descartaron aquellas opiniones críticas basadas en un modelo de país, el catalán, que huía del dinero, de nuevos proyectos que podían reportar puestos de trabajo y del turismo creciente, por temor a que corrompiera la pureza de nuestra sangre y nuestros virginales ideales. Quisiera añadir a las voces críticas que precisamente Cataluña se ha caracterizado por su esfuerzo e imaginación para resurgir de sus cenizas y lograr levantarse de sus periódicas crisis, apoyada por el refranero cuando afirma que "un buen catalán de las piedras hace pan".

Quisiera añadir que Cataluña y Barcelona son vistas desde el extranjero como lugar bello, vacacional, de clima suave y agradable y vegetación mediterránea iluminada por una luz solar brillante. Posee instalaciones que hacen cómoda una breve estancia y servicios de todo tipo que pueda requerir nuestro visitante ocasional. Barcelona es ya conocida mundialmente por sus edificios de época que integran una parte importante de la historia de la arquitectura y un urbanismo que produce asombro por su racionalidad y anticipación en el tiempo.

Todo ello comporta que se nos mire como objeto de deseo y cualquier habitante del planeta desee en algún momento de su vida visitarnos. Los empresarios a nivel mundial observan como un buen negocio, el conducir y utilizar las ilusiones de todas las personas que ambicionan visitarnos, en beneficio propio. Legítimo deseo y bienvenido ya que muchos lugares de nuestro planeta quisieran colocarse en nuestro lugar.

Ahora bien, dicho esto y comprobando que el negocio turístico en cualquiera de sus formas es la actividad más fácil de desarrollar en nuestras tierras, hemos de ser prevenidos a la hora de facilitar estas gigantescas inversiones de que se habla. Además de los americanos, pretenden invertir los chinos, que si desean visitarnos todos ya podemos ponernos al pairo. Es indudable que nos hallamos en una situación privilegiada pero también, y como muchas empresas desean acercarse con el fin de canalizar estos millones de turistas y sus divisas, nos podemos encontrar con todo tipo de empresas y con toda clase de empresarios.

Cataluña y España en estos momentos se hallan muy necesitadas de dinero e inversiones que generen puestos de trabajo masivo, pero ello también propicia que ante nuestra debilidad aparezcan empresas o empresarios que pretendan salvarnos de nuestra crisis a costa nuestra. Esto quiere decir que a cambio de su apoyo y nombre internacional, deslumbren a nuestras administraciones y éstas les concedan todo aquello que soliciten, desde beneficios fiscales para ellos como para sus clientes, incluidos avales para obtener la financiación completa de sus inversiones.

Algunos nos acordamos del chasco de Port Aventura y su paralización debida a la quiebra de sus inversores iniciales salvando el proyecto La Caixa y el Govern de la Generalitat. Sin capital y sin riesgo todos nosotros podemos llevar a cabo grandes negocios porque si salen mal, producen tanto daño al país que alguien lo arreglará.

En definitiva, Cataluña es un país turístico, Barcelona es una ciudad deseada y conocida mundialmente, pueden y deben venir grandes inversores, pero no se lo entreguemos todo a la primera de cambio porque hoy en día las multinacionales son tan enormes que se nos pueden tragar.

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