Cataluña

La gestión aeroportuaria debe ser descentralizada

El contexto de crisis económica no justifica que se interrumpa el proceso de cambio de modelo de gestión aeroportuaria, tal y como anunció ayer el Ministerio de Fomento al comunicar la renuncia a la celebración del concurso de concesión de la explotación de los aeropuertos de El Prat y Barajas.

Más allá de las consideraciones legítimas que el Gobierno debe hacer sobre la valoración de los activos de la red de aeropuertos de AENA, es necesario recuperar el proyecto para su descentralización y gestión individualizada, que favorezca la competencia y responda a las necesidades de los territorios.

Los aeropuertos son infraestructuras cuyo valor es proporcional a su capacidad de captar tráfico aéreo de origen, destino y rutas en función de la actividad industrial, comercial y turística del territorio al que da servicio. Además de ser el primer operador del transporte aéreo, AENA debe aspirar a servir a los territorios en los que opera. El cambio de modelo de gestión es necesario.

En ciudades como Ámsterdam, París, Roma, Manchester, Rotterdam, Venecia, entre otras muchas, la gestión descentralizada ha representado un volumen importante de beneficios en cuanto a actividad económica y ha confirmado a sus territorios de influencia como polos de atracción y crecimiento. Frenar el desarrollo de este modelo exigido en Catalunya y Barcelona desde la unidad y el consenso institucional, significa dar un paso atrás que en ningún caso se puede sustentar bajo la presión de la crisis económica.

En todo caso, la crisis económica debe ser más un factor determinante que motive la búsqueda y exploración de nuevos modelos como el que se había diseñado y que abre la puerta a la participación de instituciones públicas y privadas para la gestión del aeropuerto de Barcelona.

Barcelona debe tener capacidad para negociar en un entorno internacional las principales rutas y los operadores que las atenderán y apoyar así su conectividad, lo que significa competir con el resto de aeropuertos de Europa con sus propias políticas comerciales y de atracción de compañías aéreas.

En un escenario de globalización como el actual, la eficiente gestión de estas infraestructuras aeroportuarias y su sensibilidad al territorio al que sirve, difícilmente puede llevarse a cabo desde el modelo centralizado, monopolista, y de mayor competencia en este ámbito en el entorno europeo e internacional.

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