Cataluña ha sido la primera comunidad autónoma en tener un presupuesto inferior al del año pasado
elEconomista inaugura hoy una serie dedicada a los ajustes que los políticos españoles, principalmente presidentes de comunidades autónomas, están realizando para contener gasto. El presidente de la Generalitat catalana echa a andar esta serie, ya que ha sido el primero en abrir la veda, aplicando una serie de medidas que el resto de comunidades autónomas está siguiendo como modelo pese al descontento del ciudadano de a pie.
Ya lo avanzó Mas hace diez meses en su discurso de investidura: se imponía una nueva era de contención en el gasto con el que intentaban subsanar los desfases presupuestarios heredados de dos anteriores tripartitos. El estado crítico de las finanzas públicas (el propio Mas alertó del riesgo de que Cataluña hubiese caído en bancarrota) le ha obligado a meter tijera en un campo en el que pocos se atreven por su impopularidad: el sanitario. Desde entonces no ha hecho más que reafirmarse en sus decisiones, tal vez en busca de argumentos para reclamar al próximo Gobierno del PP un pacto fiscal para Cataluña que asegure más ingresos.
Presupuestos a la baja
Por primera vez en la historia, Cataluña ha aprobado unas cuentas con presupuesto inferior al año precedente: 26.549 millones de euros, un 10 por ciento menos en todas sus áreas de Gobierno. Pese al esfuerzo, sus previsiones de un 2,66 por ciento de déficit quedan todavía muy lejos del 1,3 por ciento permitido por el Ejecutivo. Según fuentes de la Consejería de Economía, las diversas medidas que está llevando a cabo Mas se traducen en un ahorro cercano a los 2.600 millones de euros.
La sanidad es el ámbito en el que los ajustes están siendo más visibles para el ciudadano. Y con mayor descontento tanto de los propios usuarios como del personal sanitario. Este ajuste no sólo es visible en el cierre de plantas en los hospitales, donde la oferta de camas se ha reducido un 25 por ciento, sino también en los servicios de urgencias.
Como un efecto dominó se han ido extendiendo entre los proveedores ligados al sector sanitario y asistencial los efectos de los ajustes planeados por Artur Mas. La bajada de la actividad de la época estival fue el argumento que la Consejería de Salud utilizó para cerrar o reducir la actividad de cerca de 165 centros de atención primaria (CAP) o ambulatorios de los cerca 1.200 centros que hay en Cataluña. Gran parte de ellos ya no han vuelto a abrir tras el fin de las vacaciones.
En el ámbito de la salud, la Generalitat ha ahorrado en una primera fase cerca de 560 millones. Entre las medidas adoptadas en esta primera fase se encuentra una reducción del 2 por ciento en las tarifas que se pagan por cualquier acto asistencial, con la que se asegura ahorrar 220 millones.
Otros 230 millones se ahorran en la partida farmacéutica; 70 millones derivados de la paralización de algunas inversiones previstas y otros 42 millones por simplificar la estructura administrativa de la Consejería y del Catsalud. Sus objetivos de ahorro sanitario pasan por alcanzar los 1.000 millones, con lo que las medidas más drásticas están por llegar. Las listas de espera catalanas se han disparado desde la llegada de Mas y su consejero de Sanidad, Boi Ruiz, a la Generalitat. Un total de 69.967 personas esperaban el pasado 30 de junio a ser intervenidas en la sanidad pública catalana, cifra que sólo un año antes era de apenas 53.610. Desde 2004 no registraba Cataluña datos tan abultados sobre las personas que esperan a ser operadas en la sanidad pública.
Los ajustes en salud van a más y e les planteó a los trabajadores de la Sanidad ahorrar lo equivalente a la mitad de la paga extra de Navidad, o despedir a 1.500 interinos o reducir la jornada laboral de 6.000 en un 25 por ciento. Otro capítulo en el ámbito social afecta a las ayudas a familias con hijos de 0 a 3 años, que recibían 638 euros al año. En el caso de las monoparentales, la cifra era de 745 euros.
La Administración catalana también adelgaza. La Generalitat ha prescindido de una media de 5,5 trabajadores al día desde el pasado mes de enero, o 166 al mes, o un total de 1.332 personas entre enero y agosto, cuando la nómina pública pasó de 166.639 a 165.307 empleados
Los ajustes sociales contrastan con el apoyo que Artur Mas, al frente de un partido nacionalista, está brindado a fomentar el catalán o las entidades de índole nacionalista, así como las famosas embajadas en el extranjero, la más llamativa de ellas ubicada en el Rockefeller Center de Nueva York.
También en plena era de contención de gasto, el Gobierno de Mas se ha obcecado en que la industria cinematográfica doble películas al catalán. Cerca de 1,4 millones de euros destinará para favorecer el doblaje al catalán en un momento de caída en picado de los espectadores en las salas de cine. El presidente catalán también se plantea hacer de Spanair una aerolínea de bandera catalana. En los últimos tiempos se ha comprometido a inyectar otros 56 millones de euros.