Se puede decir más alto pero no más claro. La multinacional china Hutchison Port Holding (HPH) está dispuesta a invertir hasta 500 millones de euros en la nueva terminal del Puerto de Barcelona, pero para hacerlo exige la construcción de los accesos viarios y, sobre todo, ferroviarios que el ministerio de Fomento se comprometió a hacer.
Sin esos accesos para sacar los contenedores, la nueva terminal de contenedores del muelle Prat (para cuya construcción se desvió el río Llobregat) quedará a medias y la multinacional china sólo invertirá los 280 millones que ya tiene comprometidos en la primera fase.
Ayer el presidente de la Generalitat, Artur Mas, y el del Puerto de Barcelona, Sixte Cambra, acompañaron en una visita a las obras de la primera fase de la terminal al director general de la división de Europa Central de Hutchison, Clemence Cheng. En un parlamento público, el directivo chino reclamó a los gobiernos autonómico y estatatal que resolvieran el problema de los accesos ya que es un obstáculo para la inversión. En su respuesta, Mas aseguró que hará todo lo posible para resolver cuanto antes el problema de los accesos definitivos. ?Si queremos que la economía española remonte ahora sí es necesario apostar por inversiones como la de la nueva terminal de contenedores?, aseguró Mas.
Los accesos ferroviarios y viarios al Puerto de Barcelona, que dependen del Ministerio de Fomento, no estarán construidos cuando se ponga en marcha la primera fase de la nueva terminal de contenedores, prevista para mediados de 2012.
Terminal Catalunya (Tercat) está participada en un 90 por ciento del capital por Hutchison, mientras que el restante 10 por ciento continúa en manos de la familia Mestre. El director general de Tercat, Alejandro Kouruklis, aseguró ayer que la empresa ha cerrado un crédito sindicado por valor de 280 millones. En el préstamo participan entidades asiáticas y europeas entre las que se encuentra La Caixa.
Las instalaciones del muelle Prat tendrán una superficie total de cien hectáreas y una línea de atraque de 1.500 metros. Serán la terminal de contenedores semiautomatizada más avanzada del Mediterráneo y estará dotada con un doble ancho de vía de tren (europeo e ibérico) que le permitirá potenciar las conexiones intermodales.
Esta infraestructura es clave para convertir Barcelona en la puerta de entrada de las inversiones chinas en Europa.