Cataluña

PP y PSOE se disputan el 'amor' de Mas y le ofrecen estabilidad para gobernar Cataluña

Populares y socialistas saben que tras las legislativas CiU será clave para el nuevo Gobierno estatal

barcelona. El PP y el PSOE han entrado en una carrera para seducir a Artur Mas y la semana que hoy comienza es clave para lograr su amor. Desde el próximo miércoles día 20 al viernes 22 se celebra en el Parlament la última sesión del actual curso parlamentario y CiU se juega en esos tres días gran parte de su credibilidad como partido capaz de gobernar Cataluña con solvencia. Es ahí donde populares y socialistas se están peleando por hacer favores a los nacionalistas que, evidentemente, luego esperan cobrarse en forma de apoyos en el Congreso cuando después de las elecciones legislativas uno de los dos partidos mayoritarios gobierne.

El día clave para el PP será el miércoles. En doble sesión parlamentaria de mañana y tarde, está previsto que se voten los presupuestos catalanes de 2011, unas cuentas que CiU ha tenido que hacer en sólo seis meses (ya que el gobierno tripartito que presidía José Montilla prorrogó las de 2010 ante la celebración de las elecciones autonómicas). Dada la fuerte caída de ingresos, el ejecutivo de Artur Mas ha tenido que realizar un recorte de los gastos del 10 por ciento, incluido el gasto sanitario, lo que le ha valido muchas críticas y protestas ciudadanas. Debido a la singularidad de la situación, el President considera que todos los grupos parlamentarios catalanes deberían apoyar esas cuentas. Sin embargo, la realidad es muy distinta. Las formaciones de izquierda (ERC e ICV) critican los recortes y el PSC-PSOE no puede apoyarlas porque, entre otras cosas, el objetivo de déficit fijado por el Gobierno para Cataluña (el 1,3 por ciento en 2011) se incumple (será del 2,66 por ciento) y los socialistas no pueden votar contra un objetivo que determinó la ministra de Hacienda, Elena Salgado.

En esta situación, el PP catalán que preside Alicia Sánchez Camacho ha encontrado la grieta para devolver al partido al centro de la política catalana. Los populares se abstendrán en la votación de presupuestos, prevista para el miércoles por la tarde, y Artur Mas les deberá un favor.

A CiU no le hace ninguna gracia el apoyo del PP. Hay que recordar que Artur Mas en el año 2006 fue al notario para firmar que nunca jamás volvería a pactar con el PP, pero en la situación actual no le queda otra salida. Claro que estos días, lo nacionalistas están haciendo tragar auténtica quina a los populares con una deriva independentista que el PP asume estoicamente. En pocos días el portavoz del Govern, Francesc Homs, se ha apuntado a la insumisión fiscal que propone la asociación Omnium Cultural si Cataluña no alcanza en cuatro años un concierto económico similar al vasco. O lo que es más folclórico, ha propuesto que sobre la E de España en la matrícula de los coches se enganche una pegatina con las letras CAT. Seguramente los Mossos d'Esquadra, la policía autonómica, harán la vista gorda.

El rechazo de los socialistas catalanes a las cuentas de 2011, no quiere decir que den la espalda a los presupuestos catalanes de 2012, que ya se han empezado a negociar. Según el consejero de Economía catalán, Andreu Mas Colell, las cuentas del año que viene pueden cumplir con los objetivos de déficit que fija el ministerio de Hacienda, por lo que el principal escollo para que el PSC no las respalde habrá desaparecido. Por ese motivo, el partido que todavía dirige José Montilla se debate entre la dura crítica que encabeza el ex president y la actitud mucho más colaboradora que manifiesta reiteradamente el portavoz del PSC en el Parlament, Joaquim Nadal.

Frente a esta coyuntura, es previsible que los socialistas, que votarán en contra de los presupuestos el miércoles, puedan (jueves y viernes) abstenerse en la ley de Acompañamiento de los presupuestos y, sobre todo, apoyen las denominadas tres Leyes Ómnibus con las que Artur Mas quiere simplificar la administración pública y favorecer la competitividad de las empresas catalanas. De igual forma, está previsto que apoyen al candidato de CiU para dirigir la Oficina Antifraude de Cataluña.

El apoyo de los socialistas a estas leyes y a las cuentas de 2012 tiene como contrapartida que CiU apoye al presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, hasta marzo de 2012 o hasta que él decida convocar las elecciones legislativas. Además, el nuevo líder socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, considera que de esta forma se sientan las bases de una futura relación con los nacionalistas para que en caso de victoria electoral ante el PP (o imposibilidad de Mariano Rajoy para formar Gobierno) las bases de un hipotético acuerdo ya estén sentadas.

A CiU los votos socialistas le vienen de perlas, ya que, por un lado, consigue dar un imagen de partido de gobierno que ejerce una posición central y es capaz de alcanzar acuerdos con PP y PSC y, por el otro, consigue acallar al sector más montillista del PSC que, desde que se conoció la abstención del PP en los presupuestos, no para de recordar que Artur Mas ha acordado lo que ellos denominan el segundo Pacto del Majestic, en referencia al acuerdo que Jordi Pujol alcanzó en 1996 con el ex presidente del Gobierno José María Aznar para que éste gobernara España.

CiU se deja querer y gana estabilidad en los momentos que los nacionalistas consideran más delicados de la legislatura.

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