Xavier Trias (CiU), desembarca en el consistorio de Barcelona adelgazando el número de altos cargos y haciendo una estructura "más sencilla, más comprensible y que responde a la voluntad de ser ejemplares y simplificadores".
El nuevo alcalde de Barcelona, Xavier Trias, ha sido elegido con los votos de los 15 ediles de CiU, y los dos de Unitat per Barcelona (UxB): Jordi Portabella (ERC) y Joan Laporta (DC). Aunque no ha alcanzado la mayoría absoluta, Trias ha sido elegido por ser el candidato más votado, elección que pone fin a 32 años de gobiernos socialistas en la ciudad.
Las reducciones de altos cargos incluyen que la Comisión de Gobierno pasará de 22 a 16 miembros, de seis a cinco áreas políticas del Ayuntamiento, de 17 a 13 concejalías, de cuatro a un delegado municipal, y de nueve a cuatro comisionados de gobierno aunque no descarta crear algún otro.
Trias velará por el "buen ambiente" demostrado en el pleno de despedida de los ediles salientes del martes, a lo que en parte se ve obligado porque gobernará en minoría y será el Ejecutivo con menos ediles de la historia democrática, y ha certificado que ha llegado al consistorio con intención de quedarse ocho años (dos mandatos).
Mantendrá algunos cargos del gobierno socialista, como el gerente de Urbanismo en este mandato e imputado por el caso del hotel del Palau, Ramón Massaguer, que coordinará las empresas municipales; los comisionados de Inmigración y de los Juegos de Invierno 2022, Dani de Torres y Enric Truñó; y ha ofrecido quedarse a la directora financiera, Pilar Solans, para que al menos encauce el primer presupuesto del nuevo equipo.
Ha matizado que no incorpora a militantes socialistas sino a gente que hace bien su trabajo, ha hecho una defensa cerrada de Massaguer -"nunca he visto a un funcionario mejor que a Massaguer y espero y deseo que sea exonerado de cualquier cosa"- y ha avalado a Truñó y a Solans -a punto de jubilarse-, con amplio prestigio en el sector financiero.