
El grupo La Seda de Barcelona, que llevó a cabo una reestructuración financiera en 2010 que le permitió superar una situación cercana a la quiebra, ha recibido ayuda pública por valor de 50 millones de euros, de los que 30 corresponden a créditos del Institut Català de Finances (ICF).
El presidente de la compañía, Carlos Moreira, que sustituyó a José Luis Morlanes al frente de la empresa química el pasado octubre, ha asegurado hoy que esta ayuda es "suficiente para cumplir el plan estratégico que se ha marcado para sacar a La Seda de la crisis.
Tras la reunión de la junta de accionistas celebrada en Barcelona, Moreira ha explicado, en declaraciones a los periodistas, que hace unos días se cerró un acuerdo con el ICF, que depende de la Generalitat, para extender hasta el 2018 la devolución de uno de los dos créditos concedidos, ambos por 15 millones de euros.
Además de estos 30 millones, La Seda ha obtenido en esta nueva etapa 20 millones más de ayuda pública no financiera en concepto, por ejemplo, de incentivos al reciclaje en la planta de Balaguer o a la de Tarragona.
Parte de estos 20 millones de euros de ayudas indirectas procederían también del Gobierno central, según ha señalado Moreira, que es también dueño de la empresa Ba Vidro y accionista de referencia de La Seda tras la ampliación de capital de 2010.
En esta nueva etapa, La Seda ha enfocado su negocio en el sector del PET-Packagiprng, aplicaciones industriales y la potenciación del reciclado ofreciendo productos de alto valor añadido, y ha iniciado una política de desinversiones.
En esta estrategia, se enmarca la reciente venta de su planta de PET en Portugal a la entidad Control PET, SGPS, participada por los Grupos Imatosgil y Banco Espirito Santo, por una cantidad inicial de 5,6 millones de euros.
Moreira ha asegurado que, de momento, no hay conversaciones abiertas con ningún grupo para vender también otros activos como las plantas de Simpe, en Italia, de Iqua, en Tarragona, y Sines, en Portugal.
El presidente de La Seda se ha mostrado confiado en la capacidad de la multinacional para recuperarse "de la bancarrota", después de que su deuda llegara a 940 millones a finales de 2009, y que para el 2011 "podamos estar en el mercado de cuerpo entero".
La junta ha aprobado, entre otros asuntos, las cuentas anuales de 2010 y el informe de gestión de Moreira por una mayoría superior al 90% y ha nombrado a Miquel Roca como presidente de la junta.
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