
Si alguien quiere conocer cuáles son los impactos ambientales causados por las explotaciones de fracking se encuentra con el problema de que todas las fuentes de información están sesgadas. Quien sabe de verdad de fracking son las empresas, pero es probable que las empresas se cuiden mucho de contar los aspectos menos confesables de su negocio. Y los grupos antifracking tienen mejor intención que rigor técnico.
Como técnico y ciudadano yo necesito información fiable sobre muchas cuestiones relacionadas con el fracking. ¿Cuáles son realmente los impactos concretos que produce el fracking? ¿Cuántos accidentes hay? ¿Son tan frecuentes y graves como dicen los ecologistas? ¿Son tan infrecuentes como aseguran las empresas? ¿Qué impactos se producen en ausencia de accidentes? ¿Qué compuestos químicos utilizan las empresas en los fluidos que inyectan en el suelo? ¿Una sencilla mezcla de agua, sales y arcilla o un cóctel mortífero de benceno, cianuro y mercurio?
La mejor forma de responder a estas preguntas es intentar averiguar qué está pasando en los países donde ya hay fracking, es decir, en Estados Unidos y en Canadá.
En Canadá no encontré respuestas. Me llamó la atención que buena parte del discurso antifracking canadiense es igual que el discurso antifracking español, en el sentido de que se centra en los problemas que va a generar el fracking. Pero a pesar de su experiencia no hablan de los problemas que ya ha generado.
En Estados Unidos hay más información sobre accidentes, y en concreto hay un informe elaborado por los grupos antifracking, que los llaman fraccidentes, y que habla de 46 casos. He analizado ese documento tratando de obtener conclusiones de cara a la toma de decisiones sobre fracking en España.
El resumen del análisis de los fraccidentes puede ser el siguiente:
-El único caso citado de terremotos que pueden estar asociados al fracking se refiere a terremotos de entre 2 y 3 grados en Cleburne (Texas). Los terremotos son perceptibles a partir de 3,5 grados, y el que se produjo recientemente en España fue de 5,4 grados.
-Ha habido un caso de explosión de casas por acumulación de metano. La casa de los Payne, en Baimbridge, tenía 5 pozos de fracking en un radio de una milla. La investigación oficial concluyó que fueron los defectos en los trabajos de hormigonado de la perforación del último pozo los que provocaron la explosión.
También se contaminaron con metano 46 pozos de agua de la localidad. En los análisis realizados a esos pozos no apareció ningún contaminante químico.
-Se han producido varios casos de contaminación por metano de pozos de agua particulares y aislados cercanos a pozos de fracking.
-Otro caso de explosión de vivienda se produjo en Bridgeville, donde el metano aparece de forma natural en el suelo y hay explosiones registradas desde 1931. La explosión de 2003 se achacó a fugas desde un pozo de gas abandonado, que no era un pozo de fracking.
-Los casos de contaminación de agua por productos químicos siempre se han producido en las inmediaciones de pozos. Así el caso Prather (Colorado) de contaminación por benceno se produjo en una vivienda que tenía 18 pozos en un radio de 1 kilómetro. El seguimiento de la contaminación en Sublette (Wyoming), donde se analizan desde 2004 más de 200 pozos de agua cada año, todos ellos a menos de una milla de uno o varios pozos de fracking, ha dado como último resultado en 2013 16 pozos de agua con contaminantes orgánicos, y en ellos 11 (5%) con contaminantes cancerígenos (BTEX).
- Por el caso de la principal mortandad de peces que aparece en el informe (Blacksville) fue condenada una mina de carbón, y salió absuelta la empresa de fracking. El ion sulfato encontrado en el agua era propio de la minería del carbón, y no de la industria del fracking.
-El principal caso de vertido accidental de líquidos para el fracking (Dimock) provocó una mortandad de peces no especificada, pero en el mismo accidente otros peces en el mismo tramo no murieron sino que mostraron conductas erráticas.
- En Dimock, donde hay 60 pozos de fracking en 23 kilómetros cuadrados (la superficie de la ciudad de Salamanca), en 2011 se encontró arsénico en 64 pozos de agua particulares. Sin posteriores descontaminaciones en 2012 quedaban cinco pozos contaminados con manganeso, arsénico y/o bario.
-El propietario de unas 200 hectáreas en el condado de Washington en el suroeste de Pensilvania obtuvo una indemnización de 85.000 dólares porque sus terrenos, situados a 500 metros de un pozo de fracking, estaban contaminados con, entre otros, arsénico, benceno, naftaleno, mercurio y selenio, en concentraciones elevadísimas. No se ha podido encontrar datos oficiales que corroboren esas concentraciones, pero el juez dio la razón al demandante, por lo que la denuncia tenía fundamento.
Las principales conclusiones que extraigo de estos datos son:
-Los principales problemas del fracking se concentran en las proximidades de los pozos. No deben autorizarse pozos de fracking a menos de un kilómetro de poblaciones y tomas de agua, y debería estudiarse si esta distancia es suficiente.
-Hay bastantes accidentes no relacionados con la técnica del fracking pero sí con las operaciones auxiliares (transporte, gasoductos, estaciones de compresión, etc).
- Los principales problemas de contaminación química asociados al fracking no parecen ser acumulativos. La explicación de este fenómeno podría ser que la contaminación iría asociada a operaciones concretas y desaparecería al terminar éstas. Eso explicaría que la contaminación de los pozos de agua vaya apareciendo y desapareciendo de unos años a otros, y no se limite simplemente a ir creciendo.
- Los escapes de metano asociados al fracking parecen darse con cierta frecuencia y son importantes en volumen.
- No parece haber datos de contaminación química por fracking a grandes distancias de los pozos (por ejemplo en manantiales que vierten de un acuífero contaminado).
-Los pozos abandonados y los almacenes de aguas residuales siguen siendo peligrosos.
Alfredo Rodríguez Garagorri
Ingeniero de Montes y Licenciado en Ciencias Ambientales