Castilla y León

Ribera del Duero ha incorporado 27 nuevas bodegas en los últimos cuatro años

Ribera del Duero sigue creciendo con nuevas bodegas pese a la intensidad de la crisis económica que ha sufrido nuestro país y el paulatino descenso del consumo de vino.

Durante el último cuatrienio, la conocida denominación de origen ha incorporado 27 nuevas bodegas, en su mayoría de pequeña y mediana dimensión, pero que refleja el potencial que sigue teniendo la zona.

El pasado año fue, junto a 2011, el que registró mayor incremento, con 8 bodegas adscritas a una denominación de origen que no ha parado de crecer en ventas. En 2014 se alcanzó un nuevo récord con 86,1 millones de botellas vendidas, 6,7 más que en el ejercicio anterior.

El seleccionador Vicente del Bosque, con Ernesto Aparicio, fundador de Apalaz

No fue un caso excepcional, porque el aumento durante estos años ha sido imparable. En el último lustro se ha incrementado el número de contraetiquetas -el distintivo que entrega el Consejo Regulador a las bodegas adscritas para poder comercializar su vino bajo el sello de la Denominación- en 23 millones de unidades y en la última década el crecimiento ha sido de un 44,6 por ciento.

El grupo Fernández de Pierola fue uno de los que no se dejó intimidar por la crisis cuando decidió ampliar su campo de actuación de la Rioja alavesa a Ribera del Duero. En 2011 incorporó a la Denominación de Origen la Bodega Traslascuestas, que dos años antes había comenzado su actividad en la pequeña localidad burgalesa de Valcavado de Roa, conocida como el Balcón por la Ribera por ser el municipio con mayor altitud de la zona.

Dirigido por Carlos Bujanda Fernández de Pierola, este grupo vitivinícola, con bodega también en Rueda, dispone en Ribera del Duero de unas instalaciones con capacidad para producir más de 600.000 botellas, aunque el máximo que han producido hasta el momento ha sido medio millón.

Integrado en la bodega, pionera en la zona en la utilización de la geotermia, se sitúa un hotel de 10 habitaciones, abierto al público pero que utilizan también para invitar a sus clientes de la Rioja.

Emilio Melero, director de Traslascuestas, asegura que pese a la proliferación de bodegas, Ribera del Duero cuenta con un gran potencial. De hecho, las expectativas del negocio se están cumpliendo y, por ejemplo el pasado año, aumentaron sus ventas un 30 por ciento.

No obstante, reconoce que Ribera del Duero es todavía muy cerrada a fenómenos como el enoturismo frente a zonas como la Rioja, "que está a años luz en ese aspecto".

Pero en gran medida son los jóvenes emprendedores, vinculados a la viticultura, los que ha decidido dar el salto a la elaboración para aprovechar el prestigio que año a año sigue consolidando la Denominación de Origen.

El enólogo que mira a la luna

Ernesto Aparicio, descendiente de los fundadores de la primera bodega de la Denominación, ha puesto en marcha su propio proyecto con la bodega Apalaz en busca de un hueco en los vinos de edición limitada con un marcado carácter ecológico. Este ingeniero agrícola y enólogo, que aparece en la imagen superior junto a Vicente del Bosque, apuesta por "mimar" el suelo y las vides de las 10 hectáreas de viñedo de propiedad familiar que cultiva en la zona de Peñafiel, en las que las plantas se protegen con preparados naturales y se deja que sean los ciclos lunares los que marquen las fechas de labores.

Actualmente elabora ediciones limitadas de su vino Apalaz, elaborado con tempranillo y merlot con crianza de 9 a 14 meses y el Apalaz Vigneron Oro, de 14 a 28 meses.

Daniel Heras también ha decidido hacer su propio vino de los viñedos centenarios que tenía su abuelo en la localidad soriana de Aldea de San Esteban. Señorío de Aldea es una de las pocas bodegas de Ribera del Duero que hace vinos blancos, que comercializa bajo la marca Albus, aunque ya ha lanzado al mercado su roble Señodal, a la espera de que a finales de este año tenga su primer crianza. Con una producción de 12.000 botellas, el objetivo es adquirir nuevos viñedos y crecer hasta las 20.000.

Viñedos centenarios

"Primamos los viñedos centenarios, no utilizamos productos químicos y solamente recolectamos 2.500 kilos por hectárea frente a los 7.000 que te permite la denominación", afirma este joven bodeguero que asegura que hay mercado porque lo que proliferan "no son las bodegas sino las fábricas de hacer vino".

Con tradición familiar en el mundo del vino, Luis Ángel Briones ha decidido también por su cuenta instalar su propia bodega. Con unos viñedos que compró hace años y otros propiedad de su mujer se ha embarcado en un proyecto en el que ha tenido que hacer "inversiones importantes sin ningún tipo de ayuda" y produce ya 60.000 botellas que vende no sólo en España, sino también en Alemania y Estados Unidos". Quiere explotar más la "tinta del país" para lograr caldos más expresivos partiendo de suelos diferentes. Comercializados bajo la marca de Cantamuda, confía en el "trabajo de hormiga" para triunfar en el mundo del vino. También innova con la producción de una mermelada de uva y en sus planes está apostar también por el enoturismo "aunque hay que ir paso a paso".

José Luis de la Roca se quedó en paro y decidió convertir lo que era un hobby en un negocio. "Los inicios son muy duros, todos lo que inviertes es poco", afirma el creador de Bodega Peña Quebrada. A diferencia del resto, compra la uva para producir sus caldos y ya ha sacado un roble de 2013.

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