Castilla y León

Enusa cede posiciones en el negocio del combustible nuclear

Fábrica de combustible nuclear de Juzbado

Las réplicas del terremoto que provocó el accidente de la central japonesa de Fukushima han llegado al negocio del combustible nuclear en Europa. El cierre de los reactores alemanes que Angela Merkel decretó en mayo de 2011 tras el siniestro japonés ha disparado la competencia en un mercado que se va a achicar de forma notable en los próximos años. La consecuencia ha sido la pérdida de posiciones del operador español, Enusa que, a partir de 2016, tendrá que reducir de 350 a 300 toneladas su producción.

La empresa pública española, que curiosamente no suministraba a ninguna central alemana, ha pagado de forma indirecta los platos rotos que el apagón nuclear germano iba a provocar, a priori, en Areva, con una de las dos fábricas de combustible que posee en ese país. El gigante francés ha querido cubrir con nuevos contratos la pérdida del negocio en Alemania y ha apostado por una mayor agresividad en los precios y, junto a otro de los grandes -Westinghouse-, ha desplazado a Enusa en la última oleada de adjudicaciones.

Los concursos para el suministro de combustible nuclear se suelen extender durante cuatro o cinco años, periodo en el que se realizan tres o cuatro recargas. En 2008 tuvo lugar el último y durante este año tocaba renovarlos para que entren en vigor a partir de 2016.

La propietaria de la fábrica de combustible nuclear situada en la localidad salmantina de Juzbado reconoce que la puja se ha saldado con un resultado negativo. Así, en Suecia, donde la compañía española optaba al suministro de 10 reactores no ha conseguido ninguno por lo que no renovará el contrato que ya tenía de tres reactores de la eléctrica Vattenfall y los dos de OKG. En Bélgica, la oferta inicialmente había salido para cinco de los siete que hay -Doel 1 y 2 pararán al alcanzar los 40 años de operación-. Finalmente sólo se han adjudicado tres porque hay otros dos con problemas en la vasija. Ahí la compañía ha renovado el contrato con los dos que tenía, los más grandes de los que operan. En los dos pendientes no existen demasiadas expectativas de triunfo.

En Finlandia, país en el que en 2008 quedaron fuera de los dos reactores existentes, tampoco ha habido suerte en esta ocasión, aunque en la memoria sí hay suministro a través de Genusa. La cara amable la ofrece Francia. En ese país se trataba de un contrato negociado, que culminaba a finales de 2014, y en el que han renovado en su alianza con Westinghouse -EFG-. Se trata de un acuerdo que da mucha estabilidad a la compañía porque se extiende hasta 2024 y que supondrá aportar 100 toneladas al año -casi lo mismo que todo el parque nuclear español-. En Alemania, también han ganado un contrato para el suministro de una central que tiene dos reactores que pararán en 2017 y 2021.

Enusa fabrica combustible para los reactores de agua a presión (PWR) en alianza con Westinghouse dentro del European Fuel Group para abastecer a las centrales europeas. El principal competidor es Areva.

En los reactores de agua en ebullición (BWR) la compañía que preside José Luis González trabaja con General Electric -GNF- a través de la sociedad Genusa y, además de verse las caras con el operador francés, compite también con Westinghouse, su socio en la otra tecnología.

En el primer caso en los reactores de agua a presión (PWR) la compañía ha mantenido el tipo e incluso gana estabilidad gracias al contrato francés y a la renovación de Bélgica, mientras en la tecnología de agua en ebullición (BWR) Enusa ha perdido frente a sus dos otros competidores, que se han repartido el pastel. El resultado es que la producción de la fábrica de Juzbado pasará de las 350 toneladas anuales a las 300, rompiendo así una racha creciente en el que año a año se han batido récords.

Desde la compañía participada por la Sepi se reconoce que la reducción del mercado alemán ha hecho que Areva haya hecho ofertas muy agresivas a las que no podían llegar. "Para garantizar que fabricas con calidad, con seguridad, necesitas unas inversiones para mantener tus instalaciones en un estado que no te permite bajar los precios a cualquier nivel". Enusa asegura que muchos operadores no tienen demasiado en cuenta el precio del combustible a la hora de contratar los suministros, "pero otros sí" y Areva, con una fábrica medio vacía en Alemania, ha optado por tensionar el mercado.

"Del precio total del combustible, lo que nosotros hacemos representa sólo un 20 por ciento y el otro 80 por ciento es el coste del uranio. Y dentro de los costes de una central, el combustible solo es un 20 por ciento, por lo que al final éste sólo supone un 4 ó un 5 por ciento y hacer un esfuerzo muy grande no repercute tanto. No hay mucho margen de maniobra para poder bajar. No creemos que tirar los precios sea la solución ni que sea la estrategia acertada", afirman.

Enusa reconoce que en la tecnología BWR, "el mercado nos ha mandado un mensaje: o hacemos algo con el producto o algo con el precio para poder entrar en las próximas ofertas". De hecho la compañía ya está en habla con su socio norteamericano para ver cómo reorientan la situación, porque Areva está en una posición mejor y Westinghouse está consolidada.

"No tenemos ninguna intención de quedarnos fuera. Tenemos un producto que hay que mejorar, analizar nuestra estructura de costes tanto nuestro socio como nosotros para ver cómo podemos ser competitivos en precio. Pero fundamentalmente en producto, en cómo se comporta, y quizá el nuestro se ha quedado un poco atrás en relación al de nuestra competencia en los reactores en ebullición. Ya hay un desarrollo en marcha y tenemos que poner más medios para acelerarlo".

En España, la situación es envidiable. El pasado año, la compañía firmó un contrato a medio plazo hasta el año 2021 con los tres operadores eléctricos españoles. En Garoña, que utiliza un reactor de ebullición, están a la espera de que el Gobierno y los propietarios decidan ponerla en marcha para suministrar al año que viene. En el caso de Cofrentes, el otro de ebullición, tienen un contrato hasta 2015 y están a la espera de que salga el concurso.

Pendientes del contraataque a nivel europeo, la compañía afronta un futuro a medio plazo estable y seguro. "Con una carga de 300 toneladas estable, tenemos una viabilidad empresarial bastante asegurada. En cuatro años estaremos en disposición de ofertar y ganar", afirman.

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