
Un total de 395 millones de litros de leche consumidos, 9,5 millones de café y soja, 12 millones de kilómetros recorridos en expediciones comerciales o 1.417 millones de envases utilizados. Son los datos de vértigo de un año de actividad de Calidad Pascual, uno de los gigantes agroalimentarios de nuestro país que, por primera vez, ha puesto negro sobre blanco su impacto real en el empleo.
Las cuentas de la compañía de la familia Pascual Gómez-Cuétara revelan que un total de 5.439 personas viven directamente de su actividad diaria, 2,4 veces más de las que tienen en plantilla, que a finales del pasado año se situó en 2.215 trabajadores.
Esta "cadena del empleo" comienza con los 1.851 agricultores y ganaderos que trabajan en exclusiva para proveer de materias primas a la compañía, a los que se suman otros 589 transportistas encargados de llevarlos a fábrica y proveer a sus cinco plantas de envases y embalajes. Con su actividad puramente industrial, Calidad Pascual da empleo a 1.243 personas, cifra que incluye tanto al personal de plantilla como a los trabajadores de servicios externos como limpieza o seguridad pero que trabajan al 100 por cien para ellos. A ellos se suman los 748 transportistas encargados de llevar sus productos a las 27 delegaciones repartidas por toda España y a las 1.008 personas que tiene empleadas en tareas comerciales.
Y es que la compañía agroalimentaria asegura mantener muy viva la filosofía del fundador, Tomás Pascual Sanz, que siempre tuvo "el firme convencimiento de que el trabajo con nuestros ganaderos y proveedores, empleados, clientes y las comunidades donde estamos implantados, debía entenderse como una alianza en que ambas partes creasen valor y lo compartiesen".
Calidad Pascual tiene como actividad principal la preparación, envasado, distribución y venta, entre otros, de lácteos y derivados con la marca Pascual, aguas minerales Bezoya, bebidas vegetales Vivesoy, Bifrutas y café Mocay.
El pasado ejercicio, Calidad Pascual mantuvo sus posiciones de liderazgo en las cuotas de mercado de sus principales marcas. La compañía registró una facturación de 705 millones de euros, frente a los 724 de 2012. El ebitda (margen bruto de explotación) alcanzó los 69 millones de euros, por debajo de los 71 de un año antes. De los 705 millones facturados, 547 se destinaron al pago de proveedores; 95 a la retribución de empleados, 26 a gastos financieros, 0,7 a impuestos sobre ganancias, y 2,4 a inversiones en la comunidad.
Asimismo, 28 millones se dedicaron a amortizaciones y depreciaciones y seis, a reservas. La facturación internacional de la compañía alcanzó los 25 millones, uno más que en 2012. La internacionalización sigue siendo uno de los objetivos de CalidadPascual en el horizonte 2020 y ya opera en 70 países.
La empresa resalta también que el índice de frecuencia de accidentes bajó un 20 por ciento y no se registró "ninguno grave". Asimismo, lanzó el segundo plan de igualdad y logró el distintivo que en esta materia otorga el Ministerio de Sanidad y Asuntos Sociales, con una plantilla con un 29 por ciento de mujeres, un 15 por ciento de féminas en órganos directivos, y un 17 por ciento de directivas. Un 40 por ciento de los empleados se benefició de flexibilidad horaria.
La búsqueda de la eficiencia es otra de las constantes en la actividad de la compañía burgalesa, entendida como la eliminación de cualquier coste que no añada valor a sus grupos de interés. Este pilar estratégico se ha materializado en diversos frentes para optimizar al máximo los recursos añadiendo valor: productos, estructuras, costes energéticos, logística, etc. Todos estos proyectos han permitido ahorrar más de 20 millones de euros a lo largo de 2013, según se expone en la memoria corporativa de la compañía.