Castilla y León

El Árbol, un invento que no ha funcionado

La reciente venta de Supermercados El Árbol a Dia más que previsible era inevitable. La compañía participada por las antiguas cajas de ahorro era un muerto viviente desde hace ya varios meses y sus principales socios buscaban desesperadamente un comprador.

Dia, la nueva propietaria, conocía perfectamente la oportunidad que se presentaba y tras romper las primeras negociaciones decidió sentarse a esperar a que la fruta madurase y dispusiese de liquidez para afrontar la operación.

El invento de El Árbol no ha funcionado. De nuevo se demuestra que las injerencias políticas -porque a eso se debió la entrada de las cajas en el capital social de la compañía- no son casi nunca la solución. Las diferencias entre los socios y el equipo directivo han sido constantes y al final el consejero Juan Pascual, consejero delegado y partícipe junto a otros miembros de su equipo de parte del accionariado- ha estado haciendo de su capa un sayo.

Todo iba muy bien hasta que la compañía colapsó. Aunque la caída del consumo es el saco roto en el que descargar responsabilidades, es difícilmente explicable que una compañía que en 2012 declaraba unos beneficios operativos de varios millones de euros pasase a perder 32 millones un año después.

El Árbol también vivió su particular burbuja. Juan Pascual no contento con comprar Galerías Primero sondeaba día sí, día no, nuevas adquisiciones.

Ahora vuelve a plantearse por algunos el interrogante de si la venta supondrá la pérdida de un escaparate importante para los productos de la Comunidad, toda una potencia agroalimentaria.

Probablemente a los productores regionales no sólo no les perjudicará el cambio sino que será un acicate para seguir mejorando. Ha quedado ya bastante claro que sólo la mejora de la competitividad y la búsqueda de la excelencia son las mejores garantía, cuando no las únicas, para sobrevivir en el mercado y que cualquier otra fórmula de dirigismo no lleva a buen puerto. Y esa prueba, estoy seguro, que se volverá a superar.

RAFAEL DANIEL

Delegado de elEconomista en Castilla y León

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