Castilla y León

"Hay que primar a las casas rurales frente al intrusismo"

  • "Un pueblo de 90 habitantes no puede pagar un IBI de 900 euros"
  • "Queremos aprovechar nuestras casas para la enseñanza del español"

Luis Ángel Chico Luque se define como un "loco" por el turismo rural. Con amplia experiencia profesional en el marketing y la comunicación, este madrileño con ascendentes palentinos y vallisoletanos decidió dejar hace seis años la capital de España para iniciar nuevos proyectos empresariales en Castilla y León. Hace unos días ha asumido la presidencia de la Federación de Asociaciones de Turismo Rural (Acaltur) con el reto de profesionalizar el sector y con una reivindicación clara para las Administraciones: que se prime a los empresarios del sector para plantar cara al intrusismo.

¿Qué objetivos se marca?

Uno que es fundamental es lograr un mayor profesionalización del sector. Necesitamos que las nuevas tecnologías, la formación o los idiomas tengan más protagonismo. Quiero impulsar también la promoción porque no se trata sólo de tener los inmensos recursos que han hecho a Castilla y León líder en turismo rural, sino darlos a conocer. Y potenciar la comercialización recordando a todo el mundo que somos empresarios y que tenemos que optimizar los recursos y rentabilizar nuestras inversiones.

Tiene pendiente una reunión con el director general. ¿Cuál es la lista de peticiones?

El legado que recibo de mi antecesor en cuanto a colaboración institucional es importante y hemos estado implicados en muchos proyectos. Ahora hay un reto importante como es la entrada en vigor de las nuevas categorías y regulación de los establecimientos y tenemos que asesorar en ese proceso y poner en conocimiento de todos nuestros asociados la importancia de toda esta normativa.

¿Qué valoración hace de esta nueva regulación?

Va a redundar en la calidad del producto, sobre todo, para competir a nivel de internacionalización, aunque tampoco debemos olvidar al cliente nacional. Estamos trabajando ya en proyectos de inmersión lingüística que pueden ser la base para captar más turistas del exterior. Tenemos que traer a mucha más gente de fuera, aunque es una labor de gran recorrido y necesitamos la ayuda de las instituciones. Se trata de aprovechar la infraestructura del turismo rural para captar a estudiantes de español, que no sólo se puede aprender en las grandes ciudades. El potencial que tiene la naturaleza, el patrimonio o la cultura rural, con tradiciones populares como la vendimia o la matanza, tiene que llegar a los mercados emergentes, como Rusia, Brasil o China.

Esa nueva regulación ¿cuánto reducirá el número de establecimientos rurales?

Estamos hablando en torno a un 25%, aunque depende mucho de las provincias. Hay muchas casas que han cumplido una etapa. Ahora hay un turismo de dos velocidades: uno enfocado a esa calidad, a la internacionalización y otro el de que de te doy la llave, me desentiendo de todo, vuelvo y me pagas, sin tener ningún tipo de contacto con el cliente y sin tener siquiera una garantía de que ese turismo deja algo en el entorno. Vamos a un modelo en el que las experiencias van unidas al alojamiento y donde todo es un paquete. Hay que vender visitas a bodegas, rutas a caballo, viveros ecológicos... La cuestión es que el cliente tenga todo lo que quiera hacer para que se vaya satisfecho y vuelva. Estamos en medio de la nada pero a un paso de todo. Castilla y León es una zona de paso y tenemos que conseguir que se paren. Pero para eso tenemos que empezar a creernos nosotros mismos que lo que tenemos es un verdadero lujo.

¿Qué objetivos se marcan a nivel internacional?

Existen mercados emergentes que van a ser punto de referencia en la captación de ese público. Hay otros ya consolidados, como el británico, el francés, el italiano, que hay que seguir manteniendo. Las Administraciones están ahí ayudando pero no hay que olvidar que somos empresarios y no podemos dejar las cosas en manos de otros. Algunos piensan que como soy de una asociación me tiene que llenar la casa. No hombre, no, el que tienes que llenar la casa eres tú, apoyado por las asociaciones, que debemos ser prescriptores. Hay que empezar a concienciar a la gente para trabajar en equipo, en cosas como enviar clientes a otra casa cuando la tuya la tienes llena y esos se hace con un simple Whatsaap, que se ha convertido en un instrumento de comercialización importante. Ahí hay que hacer mucha labor de evangelización. También hay que explorar nuevos nichos de mercado, como el turismo ornitológico, que en el Reino Unido tiene 2 millones de seguidores, y que aquí hemos puesto en marcha con el proyecto Trino.

¿Entonces hay poca conciencia empresarial?

El turismo está evolucionando y esa idea del agricultor que había creado una casa rural como aporte adicional a su actividad se ha acabado. Yo creo que es un error abrir casas rurales permanentemente aunque se dé la sensación de que es un buen negocio. A esto hay que dedicarle muchas horas y estamos en un momento en que hay que profesionalizarse. Antes, todo se llenaba, ahora muchas más casas y todo el mundo ofrece lo mismo. Hay que darle mucho al marketing para darle un carácter diferenciador porque nuestra Comunidad tiene muchos recursos pero luego cada empresario puede hacer de su casa un producto único, pero está en sus manos. Ser empresario en este sector es adaptarse a las necesidades del mercado y nosotros tenemos que tener una actitud camaleónica.

¿El intrusismo ha crecido con la crisis?

Hay un problema con los apartamentos turísticos y desde las ciudades se puede estar haciendo competencia desleal a nuestro sector. También algunos alquilan más habitaciones de las que tienen concedidas o tiran los precios. Vamos a tener que empezar a tomar medidas. Además queremos hacer llegar a las instituciones que ya que reconocen que el turismo rural tiene un potencial grande, se nos prime con ayudas al gasoil, como se hace con otros sectores, en la factura de la luz o en el recibo del IBI. Lo que no puedes es pagar en un pueblo de 90 habitantes un IBI de 900 euros. Y estoy hablando de realidades. Muchos de los ilegales que nos están tomando el pelo se plantearían seguir en la economía sumergida si ven que podemos competir porque tenemos un trato de alguna manera preferente en los costes energéticos. No tenemos tampoco infraestructuras. Queremos estar a la última en nuevas tecnologías y luego no tenemos ni cobertura.

¿Es el turismo rural atractivo para grandes inversores?

En algunos casos donde se ha querido llevar por grandes empresas se ha convertido en un parque temático. Si todo está mecanizado se pierde un poco el encanto. Las grandes empresas, las cadenas de hoteles, no le dan esa personalidad que debe tener el turismo rural.

Relacionados

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky