
El mundo al revés. Cuando lo habitual es ver en las páginas de los periódicos o los noticiarios de radio y televisión a los vecinos de tal o cual ciudad manifestarse para reclamar el arreglo de una calle o la mejora de una zona urbana, el barrio burgalés de Gamonal sorprendía a toda España con una inesperada sublevación ciudadana por la construcción de un bulevar en la calle Vitoria. ¿Qué ha pasado?
En un asfixiante contexto de crisis y paro, los vecinos de este populoso barrio han visto como una auténtica agresión que se les privase de una de las pocas cosas que todavía pueden hacer sin tener que rascarse los bolsillos -aparcar sus coches- y, sobre todo, que se les hubiese elegido como cabeza de turco para solucionar los problemas económicos de los constructores, con el incombustible Antonio Miguel Méndez Pozo a la cabeza.
Javier Lacalle, el joven alcalde burgalés, debía pensar que con el apoyo del periódico local, propiedad de Méndez Pozo, podía hacer oídos sordos a las voces que durante meses le habían estado advirtiendo del rechazo vecinal al proyecto. No sólo no ha sido así, sino que ha provocado que se extendiese entre los vecinos la sensación de que actubaba pura y simplemente a favor de los intereses de los dueños del ladrillo burgalés y que ellos eran, simple y llanamente, los daños colaterales.
Los sucesos de Gamonal también deben traer a primer plano el análisis del modelo mediático que durante los últimos años se ha implantado en Castilla y León. En un buen número de ciudades los constructores han tomado el control de los medios de comunicación. Junto al prestigio social que les puede acarrear el convertirse en editores, son muchos los que piensan que esta estrategia se ha convertido en un simple instrumento de poder para asegurarse adjudicaciones e intentar controlar al poder político.
Esa sensación, que en Burgos lleva décadas instalada, se extiende también a otros niveles que van más allá de los límites municipalesy amenaza con desvirtuar la verdadera naturaleza de las cosas.
RAFAEL DANIEL
Delegado de elEconomista en Castilla y León