
El presidente de la Acor , Carlos Rico, defiende a capa y espada su alianza con Grupo Siro y Mercadona. Tanto es así que la cooperativa azucarera está estudiando salir al exterior para garantizar el suministro de harina a Grupo Siro, interproveedor de la cadena de distribución valenciana.
La compañía, que comenzó el pasado año su alianza con Grupo Siro para el suministro de harina, estudia la posibilidad de alquilar "con opción a compra" unas 4.000 hectáreas en algún país del Este europeo -Bulgaria, Ucrania o Croacia- para cultivar el trigo que los socios de la que es la mayor cooperativa de Castilla y León no le garantizan. Y es que, según reconoció el propio Rico en la asamblea general de delegados celebrada la pasada semana, "el carácter especulador" ha llevado a que pese a tener contratos previos, muchos agricultores no hayan entregado finalmente el cereal y no se hayan cumplido las expectativas para arrancar plenamente con el acuerdo, como ya reclaman desde Siro.
"Somos su escaparate"
Rico defiende la capacidad industrial de la azucarera para mantener una alianza que, lejos de ver peligrar, considera de "futuro" para la cooperativa. "Siro y Mercadona nos ponen de ejemplo de empresa de transformación, somos su escaparate", afirma.
La elaboración de harinas ha sido un paso más en el continuo proceso de diversificación que ha puesto en marcha la cooperativa y que ha reducido el peso de la transformación de remolacha, su negocio fundacional, a apenas un 54 por ciento. La cooperativa continúa en esa misma línea y prepara su entrada en el sector de la alimentación animal, además de querer potenciar su negocio de aceite alimentario, en el que desembarcó este mismo ejercicio.
Los dos proyectos están en estos momentos en estudio en la Comisión Nacional de Mercados y Competencias. En ambos casos, la sociedad busca socios para llevarlos a cabo ya que prevén una participación de un 50 por ciento.
Este año, la cooperativa espera poner además a pleno rendimiento su planta de biodiésel, que continúa dando pérdidas, tras haber conseguido una cuota de producción de 100.000 toneladas al año.
La diversificación ha sido la vía por la que Acor ha ganado la batalla al progresivo languidecimiento de la remolacha, que ha perdido la mitad de su superficie desde 2006. Rico advierte que este cultivo es un "quinqué que si se apaga es muy difícil volver a encender" y pide a Junta y Gobierno que defiendan su supervivencia. Y ahí, además de garantizar por parte de la cooperativa el precio a los agricultores para mitigar la caída de las subvenciones europeas, reclama un aumento de cuota para la cooperativa- de 120.000 toneladas en la actualidad- "porque este año van a faltar 10.000 toneladas en España".
Pese al descenso de la producción, la cooperativa ha incrementado sus beneficios gracias fundamentalmente al alto precio del azúcar. Acor ha cerrado su año fiscal, en el que superó los 200 millones de euros de facturación, con un beneficio antes de impuestos de 21,29 millones, un 38 por ciento más que en el ejercico anterior, con 15,34. La sección de biodiésel obtuvo de nuevo un resultado negativo de 139.280 euros. Acor tiene 5.355 socios, 1.540 menos que hace un año.