
Las aguas bajan tranquilas en la Confederación de Empresarios de Castilla y León (Cecale). Atrás parecen haber quedado las luchas intestinas vividas durante la salida de Jesús Terciado de la Presidencia, protagonizadas fundamentalmente por el responsable provincial salmantino, Juan Antonio Mesoneros.
La llegada de Santiago Aparicio a la Presidencia de la patronal ha sido un bálsamo para una organización que estuvo al borde mismo del precipicio. El afán de consenso comenzó con un acuerdo para afrontar la devolución de cerca de 700.000 euros correspondientes a cursos de formación mal gestionados. Ese mismo ánimo parece que se ha extendido a otro aspectos no menos peliagudos: la contribución de cada organización provincial para tapar el agujero de las cuentas, que se sitúa en 1,7 millones de euros.
No parece haber discrepancias en asumir ese coste. Incluso, algunos ya han metabolizado que tendrán que hacerse cargo solidariamente de las aportaciones de las organizaciones provinciales más asfixiadas, como es el caso de Zamora.
Sin embargo, el plan de viabilidad enviado hace unos días por el secretario general de Cecale, Pedro Salafranca, presenta un problema nada desdeñable como es la falta de un modelo de patronal sostenible.
Y ahí algunas provincias piden un cambio de criterio. Frente al planteamiento de qué tengo y adónde voy a llegar, que se desprende del plan, proponen establecer otra premisa: con lo que tengo, qué es lo que puedo mantener.
Dicho en otras palabras, defienden adelgazar mucho más de lo planteado en el documento la estructura regional, hoy compuesta por más de dos docenas de trabajadores y eso pasa por dar un mayor protagonismo en el funcionamiento a las organizaciones sectoriales.
El próximo 5 de octubre, el Comité Directivo de Cecale analizará las alegaciones presentadas por cada provincia al plan de viabilidad. Será entonces cuando se vea si la solución es definitiva o sólo una simple huida hacia adelante.
RAFAEL DANIEL
Delegado de elEconomista en Castilla y León