Estimado alcalde
Sin duda soy un comerciante del siglo XIX, a diario salgo de casa a la 8,30 de la mañana y regreso pasadas las 9 de la noche, el horario de mi tienda empieza a las 10 y termina a las 20,30, pero antes he de ir al banco y hacer tediosas labores de oficina. Soy un comerciante del s. XIX porque pago mis impuestos, mi cuota de autónomos, las nominas de mis trabajadores (en más de 40 años no he retrasado una), pago a mis proveedores, estoy al corriente con mi casero e incluso con el banco. Soy un comerciante del s. XIX, porque aspiro a descansar el séptimo día de la semana, después de llegar a casa de lunes a sábado, ¡sí el sábado por la tarde a las 9 de la noche!, y pretendo que yo y por supuesto mis empleados podamos descansar el domingo con nuestras familias. Soy un comerciante del s. XIX porque mis trabajadores son fijos en mi empresa, (alguno ya con 40 años de antigüedad). En fin soy un comerciante del siglo XIX, porque creo en mi trabajo, en el servicio que doy a mis clientes, y porque en suma contribuyo al bienestar de mis vecinos.
Sé que a usted no le gusta la discrepancia ni la crítica y se que probablemente los comerciantes no somos unos modernos, porque nunca hemos entendido bien eso de las cúpulas ó de las eco-terrazas. Aún esperamos los millones de turistas que nos iban a invadir por la flamante acera de Recoletos que hoy languidece con un buen número de locales cerrados. Seguramente a Ud. le gustaría que nuestras organizaciones en lugar de discrepar y criticar lo que no nos gusta ó reivindicar el papel del comercio urbano, nos dedicásemos a organizar concursos de rasca-rasca, desfiles ó lucecitas de Navidad, por el contrario algunos pensamos que nuestros negocios se verán muy afectados por la próxima salida de miles de funcionarios del centro urbano, (si esos que se han ido al moderno edificio de Arroyo porque Usted no fue capaz de habilitar un suelo en la ciudad) ó los que se irán próximamente con la Seguridad Social ó con Hacienda. También usted aspira a seguir desmantelando la ciudad llevándose todos los Juzgados, ¡un alcalde del siglo XXI debe tener una ciudad de la Justicia! Vemos con preocupación cómo cada día hay más locales vacíos, como para las grandes cadenas todos son facilidades mientras a nuestros clientes se les impide acceder a nuestras tiendas, pero somos del siglo XIX porque lo denunciamos y además consideramos que el comercio cumple un papel fundamental en nuestras ciudades.
Por supuesto, respetamos a quien vive en un chalet y compra en un centro comercial, pero también tiene que haber vida para quien vive en la ciudad ó para quien simplemente opta por comprar en nuestras tiendas, aunque seamos del Siglo XIX.
Me entristece que en un debate tan serio como la apertura dominical, con la trascendencia que conlleva para miles de familias, su único argumento haya sido la descalificación del comercio de la ciudad (estamos con la misa en latín/estamos en el siglo XIX nos ha dicho), y lo dice alguien que destina casi el mismo presupuesto a la feria taurina que a la promoción del comercio. Alguien que ha hurtado a las librerías de la ciudad la Plaza Mayor, para quitarles su Feria y llevarla a la dichosa cúpula.
Sr. Alcalde los comerciantes de Valladolid, esos que llama del siglo XIX, generamos miles de puestos de trabajo y somos miles de autónomos, algunos tenemos bazares, droguerías, mueblerías, colchonerías, jugueterías, librerías, ferreterías, fruterías? pero nos falta el glamour. No somos cool.
Usted que viaja, tal vez me podría indicar en que ciudad francesa ó alemana con los mismos turistas/habitantes de Valladolid abren más de 5 festivos al año las tiendas, yo le respondo ni siquiera Lyon, Burdeos, ó Colonia, lo hacen como tampoco lo hacen Paris ó Berlín , ciudades que nos doblan en habitantes y turistas, pero como tenemos unos gobernantes tan modernos del siglo XXI tendremos que abrir 16 festivos al año, para ir cogiendo el gusto a la liberalización total, pasito a pasito como ha dicho la Concejala de Comercio.
Sr. Alcalde todavía no le he escuchado ni a Ud. ni a la Concejala ni por supuesto al consejero un solo argumento sobre las bondades de la apertura de las tiendas los domingos, (no han hablado ni de empleo ni de ventas, ni de ayudar a las grandes superficies que sería más honesto) apenas una referencia a Europa, y nosotros que pensábamos que Alemania, Francia ó Austria también estaban Europa. Ni un argumento ni una reflexión ¡que pena!. ¿Queremos un mundo donde el valor supremo sea el consumo? se preguntaba el Alcalde de Paris, recientemente, para justificar el cierre de los grandes almacenes los domingos.
Me duele que nuestro alcalde nos descalifique, preferiría alguna reflexión sobre el descanso dominical, sobre la concialiación de la vida familiar, sobre el ocio, sobre la vida cultural, sobre el deporte, o sobre la desaparición del comercio en la ciudad. Sr. Alcalde algunos estamos en el siglo XIX porque pensamos que el comercio puede parar un día a la semana, porque tal vez haya otras opciones en los parques, museos, en los pabellones deportivos ó en los teatros. A usted mismo le gusta disfrutar del baloncesto un domingo por la mañana.
Los comerciantes defendemos un día de descanso semanal, y además como ya ha dicho el Parlamento Europeo consideramos que todos los miembros de la familia si es posible deberían descansar el mismo día, (hay excepciones obvias en la sanidad, los transportes, ó la restauración?). Consideramos que la apertura de las tiendas los domingos debe ser excepcional, con 4 festivos en Navidad y uno en rebajas de verano, serían suficientes.
Soy un comerciante del s. XIX porque pienso que no se puede hacer trabajar a los comerciantes 7 días sobre 7 para al final vender lo mismo, y porque pienso que para una empleada de comercio, y aquí son mayoría, no es lo mismo descansar un martes que el domingo cuando lo hace toda su familia, aunque el Presidente de Anged opine lo contrario.
Dicen que el comercio moderno tiene que abrir los 7 días, dígame como es posible que las principales cadenas de supermercados aboguen por el descanso dominical, acaso la primera cadena de supermercados de este país, también está en el Siglo XIX, le animo a reflexionar sobre ello
Le pido respeto por nuestro trabajo, sí el que hacemos de lunes a sábado con una media de 10 horas diarias, y al menos espero que reflexione sobre los problemas de un sector de nuestra actividad económica que lo está pasando muy mal, ver desaparecer tiendas que llevan veinte, treinta ó cuarenta años en la ciudad no es agradable, pero claro "no somos emprendedores", aspiramos a seguir siendo pequeños empresarios y a seguir pagando las nóminas todos los meses, y eso en estos tiempos debería tener algún mérito.
Sr. Alcalde desde nuestras organizaciones seguiremos defendiendo al comercio, y si tenemos que discrepar lo seguiremos haciendo. Defender nuestro modelo comercial es una labor noble. Defender al comercio es defender un modo de vida: diversidad de oferta, servicio al consumidor, intensidad de mano de obra, respeto al medio ambiente, movilidad para todos, vitalidad de nuestros cascos históricos, competencia leal, seguridad en las calles, y relaciones sociales. Nada menos.
Como siempre a su disposición, con toda mi estima.
Carlos Sigüenza Torrado
Comerciante independiente y miembro del Comité Ejecutivo de Avadeco y de la Junta de Representantes de Conferco